Valeria se sentaba paralizada en la tapa del inodoro en el baño, cuyo cuerpo se temblaba incesantemente. Sentía un frío exagerado y el sudor recorriendo.
El pasado como una pesadilla siempre perseguía su vida, deteniendo todas las posibilidades para que ella disfrutara de la vida feliz. Ella acababa de obtener el amor de Aitor, pero ahora esta felicidad se volvió derrotada por la realidad, hasta las piezas.
Por el otro lado, en la oficina Lola se convirtió más enojada al ver el video en Internet, maldijo:
—¿Estos tipos acaso no tienen moralidad? ¡Buscan por dondequiera están las informaciones para revelar los escándalos! No saben nada de la verdad, ¡todos solo quieren causar problemas! ¡Joder!
La revista hoy tenía una tarea de tomar las fotos de una inauguración de un hotel, de la cual originalmente Valeria debería encargarse, pero Vicente sabía que le pasaba algo mal, ni consiguiendo contactar con ella, así que ahora estaba muy preocupado.
Fue a la oficina y vio que en su mesa se ponía el teléfono en lugar de que ella estuviera allá. Le preguntó a Lola y otros, ella le dijo en voz baja que Valeria posiblemente hubiera ido al baño, ya llevaba fuera un rato y ella parecía llorar.
Vicente dio la vuelta en seguida y salió.
Aurora echó una ojeada a su espalda, suponiendo algo, pero no podía describirlo claramente. Ella siempre pensaba que la relación desde el inicio entre los dos se mostraba rara.
Darío dijo a Aurora:
—Nuestro editor jefe se preocupa mucho a Valeria. Ella es realmente atractiva, lo ignoré antes.
Lola dijo:
—Ay, Aitor y el editor jefe, siempre que uno entre los dos hombres me ame, ¡prefiero ser insultada fuerte como Valeria!
Aurora movió la cabeza impotentemente, y luego continuó su trabajo.
Vicente llegó a la entrada del baño, esperando a que Valeria saliera.
Durante este tiempo, se le ocurrió de repente el período en que estaban en la universidad.
Valeria en aquel entonces era tan ingenua como una flor, que florecía de tal manera brillante.
Todavía recordaba que, en los juegos aquel año ella asistía a la carrera de larga distancia, pero en medio de correr, se torcía el pie con descuidado, y él disponía de tanta ansiedad que la persuadía a renunciar, pero ella se empeñaba en correr hasta el final.
Por lo tanto, seguía corriendo detrás de ella, acompañándola también hasta el final.
Al final, en el instante en que ella alcanzó la meta se cayó directamente en el suelo. Vicente se apresuró a levantarla y la llevó sosteniendo a la enfermería.
En aquel entonces, Valeria estuvo en sus brazos, obediente y encantadora, apoyándose solo en sus brazos.
Pensando en eso, Vicente no pudo evitar suspirar, sintiendo que nunca pudiera volver a eses días con mil luces.
Adiós, el chico.copy right hot novel pub