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NADIE COMO TÚ

Capítulo 337: Padre e hijo se encuentran

—Sí, soy Aitor —poniéndose en cuclillas, Aitor miró al joven con una mirada llana—. ¿Qué pasa, para qué quieres verme?

Por alguna razón, Aitor sentía una inexplicable cercanía con el joven que tenía enfrente, sintiéndose siempre familiarizado con él, como si lo hubiera visto antes en alguna parte.

Poniendo los ojos en blanco dos veces, Bebe pensó qué tipo de excusa podría encontrar. ¡Ahí estaba!

—Me perdí y ahora no puedo encontrar a mi madre. Te he visto en la televisión y sé que te llamas Aitor, ¿puedes ayudarme a encontrar a mi madre?

Bebe puso deliberadamente un tono lastimero a su discurso y trató de parpadear las lágrimas para ser más realista.

Mirando al pequeño que tenía delante mirándose lastimosamente con grandes ojos llorosos, Aitor sintió que su corazón le seguía con astringente malestar.

—Bien, entonces dile a mí cómo se llama tu madre y de dónde os separasteis.

—Mi mamá se llama... —Bebe buscó rápidamente en su mente los nombres de las chicas—. Mi mamá se llama Verónica Hernández, ahí es donde nos separamos. Fui a mirar el pececito que estaba a mi lado y entonces mi madre desapareció.

Al escuchar la vaga descripción del niño, a Aitor no se le ocurría ninguna forma de ayudarle a encontrar a su madre.

—¿Crees que es una buena idea? Primero, le pediré a alguien que te ayude a encontrar a tu mamá, luego me sigues a una reunión. Cuando regrese, te llevaré a tu casa, ¿de acuerdo?

—Bueno —Bebe asintió con furia, ¡podría pasar tiempo a solas con su padre!

Tomando la mano del muchacho, Aitor lo condujo fuera de la oficina.

Jacobo había estado esperando abajo y se extrañó un poco al ver que Aitor llevaba a un niño:

—Señor Aitor, este niño es...

—Está perdido y no puede encontrar a su madre —Aitor explicó brevemente a Jacobo—. Dice que su madre se llama Verónica Hernández y él se perdió cerca de la empresa. Ayúdale a encontrar a su madre, yo sólo conduciré hasta el Grupo Cabrera.

—Sí —Jacobo asintió con conocimiento de causa, y un sentimiento de propósito surgió en su corazón.

«Un niño tan dulce, le ayudaré a encontrar a su madre.»

—Señor Aitor, ¿hago que el chico me siga entonces?

Aitor buscó la opinión del niño con la mirada, sólo para ver cómo negaba ligeramente con la cabeza:

—Sólo te conozco a ti, me temo que es una mala persona, quiero seguirte.copy right hot novel pub

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