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¡No huyas, mi amor!

Capítulo 111: Eduardo ha desaparecido

Obviamente, ahora nadie podía responderle a Javier en cuanto a esta pregunta.

Solo entonces Mateo vio a Javier y le asintió con la cabeza -Señor Javier, he oído que habías aprovechado todas tus fuerzas para ayudarme a buscar a mi hijo. ¡Muchas gracias! -

Al oír la frase "mi hijo", Javier se puso desconcertado de nuevo.

-Por eso, la persona que ha desaparecido es -

-¡Es mi hijo! ¡Eduardo! Tiene el apellido de su madre -dijo Mateo.

La explicación de Mateo hizo que Javier entendió inmediatamente que la relación entre Rosaría y Mateo no era como lo que habían mostrado al público. No se conocieron solo hacía diez o veinte días.

Resultó que los dos incluso tenían un hijo. No era de extrañar que tuvieran sentimientos tan profundos el uno por el otro.

-Voy a hacer todo lo que puedo. Una vez que haya alguna noticia, por favor infórmense unos a otros -

Sin más demora, Javier salió empujando la silla de ruedas.

Mateo y Rosaría tampoco se atrevieron a demorarse y rápidamente comenzaron a buscar a Eduardo.

Rosaría estaba un poco preocupada de Mateo, pero él insistió -Desde su infancia hasta ahora, nunca he asumido la responsabilidad de padre por solo un día. Esta vez, se perdió por mi culpa. Si algo inesperado le sucede, seguramente me sentiré culpable por vosotros. No te preocupes por mí. Si no puedo encontrar a Eduardo, ¿de qué sirve este cuerpo? -

Mateo estaba más tranquilo que Rosaría.

Pensó que Eduardo era solo un niño, no correría demasiado lejos, así que todavía debía estar cerca del hospital.

-Llama al personal y búscame todo el Hospital Militar. Además, ven conmigo a la sala de vigilancia. Veamos si podemos encontrar alguna pista en el video de vigilancia -dijo Mateo.

Al oír las palabras de Mateo, Rosaría se puso un poco más calmada.

Al saber que Eduardo había desaparecido, ella sintió como si se le hundiera el mundo y no pudo de ninguna manera analizar el caso tranquilamente.

Los guardaespaldas comenzaron a buscar al niño esquina por esquina en el Hospital Militar mientras que Rosaría y Mateo fueron a la sala de vigilancia.

Debido a la identidad especial de Mateo, al saber que su hijo había desaparecido, el director del hospital les cooperó activamente. Mandó a todo el personal que les mostrara el vídeo de vigilancia.

Se mostraron muchos vídeos.

Mateo y Rosaría miraron fijamente los vídeos, buscando constantemente la pista de Eduardo, pero su figura no apareció en ningún vídeo.

De repente, Rosaría señaló una imagen y dijo -Mira, Eduardo se escondió en la entrada del pasillo al salir de la sala -

Y Mateo la miró apresuradamente.

La imagen no era muy clara, pero se podía ver a Eduardo escondido en la entrada del pasillo y muy triste. Había mirado hacia la sala constantemente con los ojos llenos de decepción. Finalmente se había dado la vuelta y corrido hacia el patio trasero.

Rosaría lloró de nuevo.

-Ha esperado que yo lo siguiera. Sólo he hablado contigo por unos minutos y él seguramente creía que yo lo abandonaría -

Rosaría no pudo contenerse más y lloró.

Mirando la mirada decepcionada de su hijo, Mateo se sentía muy doloroso. Pero era un hombre y el apoyo principal de Rosaría, no podía caer en pánico.

-Rosaría, echamos un vistazo al patio trasero. Tal vez encontremos algo -

Rosaría asintió apresuradamente y los dos acudieron al patio trasero sin ninguna demora.

El patio trasero no era ni grande ni pequeño, especialmente, era el lugar de dar paseo de los pacientes para la rehabilitación. Había mucha vegetación con alturas desiguales. Nadie sabía dónde podía esconderse un niño de cuatro años.

-¡Lo buscamos esquina por esquina! ¡No creo que no podamos encontrarlo! -dijo Mateo.

Su mirada estaba tan fría como el hielo.

Cualquiera en la Ciudad H que se atreviera a herir a Eduardo, su hijo, era como no querer vivir.copy right hot novel pub

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