Los hombres que trabajaban bajo la dirección de Rosaría estaban observando en secreto y preparados para protegerlo si Mateo quería hacer algo mal a Eduardo. No obstante, los dos solo comieron, y luego Eduardo saltó del taburete y caminó hacia el cuarto de enfermo, por eso los hombres estaban confundidos.
Uno de ellos reaccionó y llamó a Rosaría inmediatamente.
-Señorita Rosaría, el señor Mateo no hace daño al señorito Eduardo. Los dos están caminando hacia el cuarto de enfermo -
Rosaría colgó el teléfono y quedó aturdida.
Ella pensaba, "¿Qué quiere hacer Mateo ahora?"
"Ha sabido la identidad de Eduardo, pero no da prisa de preguntar, ni perjudicar a Eduardo. ¿Qué planes tiene?"
Rosaría estaba mirando por la ventana pensativamente, cuando Lidia regresó.
-Rosaría, ¿Qué pasas? -
-Mateo no hace nada con Eduardo. Se dice que es bastante amigable. Lidia, ¿Qué piensas de él según tus opiniones? -
Rosaría no llegaba a resolver esta duda todo este tiempo.
Ella pensaba, "Antes era un hombre con actitud indiferente y despiadada. Pudo quemar a su esposa, aunque sabía que ella estaba embarazada. ¿Cómo puede tener conciencia? ¿Y cómo puede contar con el cariño paterno?
Lidia tampoco tenía ideas sobre este punto.
Eduardo ya había regresado durante su conversación.
-Mamá, acabo de comer. ¿Has comido bien? -
La carita de Eduardo estaba enrojecida, y Rosaría se conmovía mucho por este color de salud.
-Todavía no tengo hambre y no quiero comer ahora -
Mientras hablaban, Mateo entró y colocó la caja de comida en su mano sobre la mesa.
-Es algo fácil de digerir y es lo que te gusta. Puedes comerlo más tarde cuando quieras -
Al terminar de hablar, Mateo regresó a su propia cama de enfermo.
Rosaría sentía que ya no podía entender los actos de este hombre. Parecía que no logró entenderlo después de regresar a la Ciudad H esta vez.
Lidia salió con Eduardo cuando el médico entró para examinar.
El médico estaba examinado a Mateo y Rosaría solo lo echó un vistazo. Parecía que su situación alérgica todavía no se disminuía. Pero fingió que no lo veía, sacó su móvil viendo las noticias sin decir ni una palabra.
-Señor Mateo, toma medicinas a tiempo. Ahora no es nada serio. Basta de acercarte a las cosas alérgicas en el futuro -
-Ya lo sé -
Mateo respondió con indiferencia.
El médico también examinó a Rosaría y salió viendo que todo estaba bien con ella.
Rosaría hizo todo lo posible para ignorar el hecho de que había una persona más en el cuarto. Sacó el papel de dibujo, pensó las ideas en su mente e intentó dibujar. Pero no podía calmarse. Si bien no quería admitirlo, no podía tranquilizarse sintiendo que una mirada extra en el aire siempre la pasaba.
Dejó el pincel, tiró de la colcha y se acostó a espaldas de Mateo. No quería hacer caso a este hombre, aunque no podía dormir.
Mateo tenía mucho que decir, pero no podía decir nada.
Le rechazaba demasiado.
Cuando sonó el móvil, Mateo miró el número en el identificador de llamadas, también a Rosaría y salió del cuarto con el móvil en el mano.
Rosaría soltó un suspiro de alivio cuando salió.
Estaba muy estresada por quedarse juntos en la misma sala con él.
Era doctor Francisco.
-¿Qué es el resultado? -
Le preguntó con un tono suave, adivinando por lo general.
El doctor Francisco dijo en voz baja, -Señor Mateo, el informe de identificación está listo. Es la misma persona efectivamente.copy right hot novel pub