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Mientras ocurría el rescate del príncipe Adam la reina Iliana y la señora Regina continuaban su camino.
-¿Aún falta mucho?- preguntó la reina mientras descansaban en un establecimiento para viajeros.
-Para llegar a la montaña aún faltan 3 o 4 días- la reina suspiró con pesar.
-Insisto en que debemos volar hasta llegar a algún lugar donde vendan caballos y dejar los nuestros aquí- la señora Regina pensó por un momento.
-Tienes razón, le hará mal a esos caballos que todos los días los hagamos trabajar tanto; mañana cabalgaremos hasta llegar a un lugar donde puedan cuidarlos y toda la noche volaremos hasta un establecimiento donde nos puedan vender caballos ¿Te parece?- la reina asintió.
-No es necesario que los compremos-
-¿Y si vuelven con nosotros más de dos? ¿Donde los llevaremos?-
-No creo que ellos no tengan caballos, dijo la reina desenredando su pelo.
-No los necesitan- la reina se quedó pensativa.
Continuaron su camino al día siguiente, cabalgaron lo más que pudieron durante el día y comieron algunos aperitivos que compraban en los lugares antes de partir o cuando los caballos descansaban.
-¿Cuánto tiempo has estado sin beber sangre?- le preguntó la señora Regina a Iliana.
-Un par de días, no hay de qué preocuparse-
-Creo que me equivoqué de pregunta…¿has estado bebiendo sangre adecuadamente?- la reina asintió.
-Si no lo hiciera atacaría a algún humano en el camino-
-Yo hasta ahora no te he visto beber ni una gota-
-Bebí mucha entes de partir- la señora Reina la miró dándole a entender con su expresión que no le creía, la reina suspiró -lo único que ganaría con mentir sería que en algún momento yo terminé atacando a alguien inocente por no poder controlar mi hambre o que muera por no alimentarme bien y no quiero que eso pase antes de tener de nuevo a mi hijo conmigo-
Dejaron a los caballos en una cabaña, antes de que oscureciera, haciendo que los dueños se quedarán alarmados porque ellas continuaron su camino a pesar de que estaba por anochecer, pero aseguraron que tenían familia cerca de ahí y solo podían llegar a pie; así que ellas caminaron hasta que anocheció y volaron después a toda velocidad con la señora Regina como guía, estando al frente todo el tiempo.
-¿Nos atacarán los Deus en algún momento?- preguntó la reina casi gritando.
-¡Espero que no, se supone de que somos más rápidos nosotros!- le contestó en el mismo tono, volaron hasta el cansancio y después continuaron hasta llegar a un establecimiento con caballos, se quedaron descansando cerca de él hasta que amaneciera.
-Me urge un baño- dijo la reina sentándose en una piedra.
-Bueno espero que podamos tomar uno ahí adentro- señaló el establecimiento -estos días te he notado más impaciente de lo normal- la señora se sentó en un tronco cortado.copy right hot novel pub