El centro hospitalario de la Prisión de mujeres.
En cuanto Olivia se marchó, los ojos disgustados de Aurora se fijaron en los lirios rosas clavados en el jarrón, cuyos delicados pétalos seguían cubiertos de gotas de agua cristalina.
Cuanto más pensaba en ello, más se enfadaba la mujer, que empujó el jarrón al suelo, donde se rompió inocentemente en pedazos, esparciendo los pétalos rosas y blancos por el suelo.
Todavía no estaba aliviada, Aurora salió de la cama, se puso las zapatillas y pisó varias veces con fuerza los lirios rosas.
—Enfermera, saca estas flores y tíralas.
Le gustaban los lirios rosas, pero no cuando esa perra se los daba.
Quién sabía si esa zorra podría haber manipulado los lirios rosas, intentando matarla y aprovechar la oportunidad de quedarse con Lucas para siempre.
Cuando Melina llamó a la puerta y entró, la enfermera de guardia estaba limpiando la sala, el suelo estaba lleno de jarrones rotos y lirios pisoteados.
—Aurora, ¿quién te ha enfadado?
Melina andaba sus altos tacones con un profundo temor a pisar cristales rotos.
Aurora miró a la otra mujer con frialdad, no era necesario que fingiera delante suya cuando Lucas y los demás no estaban allí.
—¿Qué estás haciendo aquí? Lucas no está aquí hoy, no tienes que venir a ofrecer tu hospitalidad.
La cara de Melina cambió, no esperaba que Aurora, que antes había estado fingiendo ser un ángel frente a Lucas, hablara tan directamente. Si no fuera porque era la persona que estaba en la punta del corazón de Lucas y no se la podía ofender, no habría servido a Aurora.
—Aurora, realmente me preocupo por ti. Por eso, he venido a visitarte, a diferencia de esa Olivia, que es tan pretenciosa y desvergonzada. ¡Cómo se atreve a venir a visitarte a la prisión después de ponerte en tal estado!
—¿Qué tiene que ver eso contigo? —Aurora dijo con desagrado.
Olivia y Melina, las dos supuestas hermanas suyas, no eran buenas y ambas tenían sus ideas diabólicas sobre su Lucas.
¡Ella las odiaba!
—Aurora, estoy triste por ti... Esa maldita Olivia se casó en secreto...
Melina se detuvo de repente, pensando en la advertencia de Olivia e inconscientemente cerró la boca. No se atrevió a decirle a Aurora en persona que Olivia y Lucas estaban casados.
—Bien, voy a descansar, tú sal —Aurora dio fríamente la orden de expulsión.
Aurora adivinó las siguientes palabras de Melina, pero no era el momento de arrancarle la cara por completo a Olivia, así que tampoco quería escucharlas.
Ya le había dado a Olivia, esa perra, un daño en el corazón.
Pero este no era el momento más doloroso, más adelante, habría más cosas que harían que su corazón doliera cien veces más.
¡Olivia se lo debía!
***
Por la noche.
Olivia terminó de grabar su emisión y salió de la emisora.
Estaba a punto de coger un taxi para volver a casa cuando un coche plateado y gris cruzó la calle a toda velocidad y se detuvo delante de ella.
Se quedó quieta, congelada y se sorprendió cuando vio que era Lucas, el que estaba sentado en el coche.
Inconscientemente, miró a su alrededor y se sintió aliviada al comprobar que no había nadie cerca que se fijara en ella.
—Entra —Lucas bajó la ventanilla y llamó a la mujercita aturdida.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Olivia no tuvo más remedio que subirse obedientemente al asiento del copiloto.
—¿No dije ayer que vendría a buscarte al trabajo cuando esté libre? —El hombre la miró sin comprender—. ¿Es una especie de vergüenza que tu marido venga a recogerte? ¡Y tienes que mirar antes de subir al coche!
Cuando la vio subir a su coche como si fuera una ladrona, el corazón de Lucas estalló de fastidio. ¿Él, el gran señor Lucas Montenegro, la hacía sentir tan humillada?
Había venido a recogerla con amabilidad, ¡y hasta le había caído mal!
¡Olivia, realmente era una mujer sin corazón!
—Yo no..copy right hot novel pub