Didier, intento afinar más su visión para intentar verla en la oscuridad, pero no era mucho lo que podía hacer.
-¿Y bien?- la voz de ella sonó cargada de fastidio- estoy esperando una respuesta.
-Quiero saber a qué juegas- dijo con dientes oprimidos.
-No sé a qué te refieres, pero si lo que querías era un charla social, hubieses esperado hasta mañana en vez de asaltar así mi habitación.
-Sabes claramente que me refiero al Príncipe. ¿Que pretendes Haleine?
-¿Que te importa?, sál de la habitación y déjame en paz, Didier.
-Te comportaste de una manera desvergonzada, poniéndote en evidencia frente a él, es obvio que poco te importa lo que opinen de tu padre.
-Ni siquiera sé que sentido tiene esta conversación, no te debo explicaciones de ningún tipo.
-¡Eres una maldita caprichosa!- dijo furioso.
-¡Y tu un maldito idiota! - lo miró en medio de la oscuridad- estoy cansada de ese comportamiento Didier, entiendelo no te debo nada.
-No es lo mismo que dice tu cuerpo cuando está entre mis brazos.
-Me atraes sexualmente, no lo voy a negar. Quizás más de lo que yo quisiera, pero no me puedo permitir más, no puedo ser débil, Didier. Quiero a alguien como el Príncipe.
-¿Por qué tiene influencia?, ¿Por qué tiene dinero?
-Porque es quien me conviene, Didier. Por eso - dijo con voz temblorosa. Didier, no supo como interpretar aquello. ¿El Príncipe le convenía emocional o económicamente? A fin de cuentas, con el sería Princesa y futura Reina, en cambio a su lado, no tendría más de lo que tenía ahora. Se sentía humillado y por primera vez, no supo que responder.
Se levantó elevando su mentón aunque ella no pudiera verlo en medio de la oscuridad. Y así, sin más, se marchó.
Haleine, suspiró con pesadez sintiéndose terriblemente miserable, se dejó caer sobre la mullida cama y cerró los ojos. No lloraría, obvio que no lo haría.
Aunque las lágrimas le quemaran los ojos.
Era cierto, Didier no le convenía amenazaba sus emociones y sentimientos, sentía que la pasión entre ellos era tan fuerte que podría convertirse en amor y no, aquello no podía ser. Necesitaba en su vida a alguien como El Príncipe, alguien que afianzara a su padre en el poder y que le brindará la estabilidad que ella necesitaba, además de que era un hombre sumamente atractivo y le atraía.
Durante el desayuno Nael se sentó junto a Vanessa y no dejó de darle sus atenciones, a pesar de que Haleine hacia cualquier cosa por llamar su atención. Luego; El Rey, ambos Príncipes y El Presidente se retiraron con la intención de discutir un poco sobre los futuros acuerdos. No Sin antes de que Haleine le recordara su cita para recorrer Palacio.
Isabella, Ivett y Suseth, invitaron a Odette Charpentier, a compartir una agradable conversación en el cuarto rosa mientras le mostrarían algunos detalles de la historia de Palacio.
Zahiry, decidió ir al centro del pueblo en busca de exquisitas telas para futuros Caftanes. Zashirah, emocionada decidió acompañar a su hermana y las gemelas se marcharon felices.
Matt y Drew, se excusaron asegurando que ya habían planeado una cabalgata.
Isabdiella anunció que la perdonaran, pero debía ir al hospital, en vista de que la señorita LeBlanc, no quería su compañía se sintió en libertad de atender sus obligaciones.
-Bien, nos hemos quedado solas- dijo Haleine- su hermano es un hombre muy atractivo.
-Lo es- aseguró Vanessa- Drew, es muy especial, aunque bastante desenfadado.
-¿Inmaduro, dice usted?- preguntó frunciendo el ceño.
-Así es, pero ya llegará el momento de sentar cabeza. Si me disculpa yo...copy right hot novel pub