—Te apuesto a que justo en este momento estás pensando en devorarme, con esos labios carnosos y sugerentes que tienes —se acerca más a mi oreja y rosa su nariz contra ella.
Luego deja escapar una bocanada de aire sobre mi cuello, tratando de no tocarme del todo. De solo medio rosar mi piel, mis manos se van involuntariamente a sus hombros como respuesta, acercándolo más a mí. Quiero sentirlo más cerca de mí, lo escucho reír en mi cuello, y repetir el movimiento de su nariz. Su respiración sobre mi cuello me eriza la piel, nuevamente lo atraigo más a mí, pero esta vez con la fuerza de mis piernas.
Sus manos siguen a los lados apoyadas sobre el mesón, pero siento como su cuerpo se tensa al estar más cerca de mí, sé que se está conteniendo tanto como yo, pero no voy a perder será el quien me bese hoy. Por lo que juego mi siguiente carta, mis manos descienden por su espalda echando un poco la cabeza atrás y dándole mejor acceso a mi cuello, el desciende hasta rosar su nariz con mi mentó.
Allí deja que su lengua medio rose mi piel un gemido se escapa de mis labios, me acerco a su cuello y dejo una cálida bocanada de aire seguido de un gemido sugerente, me remuevo cerca de él, sus labios viajan rosando mi piel hasta mi oído y lo escucho murmurar algo que no logro entender, por lo que me acerco al lóbulo de su oreja y dejo un beso y otro seguido de un gemido, inmediatamente otro beso, lo escucho reír.
—Perdiste —mientras continuo dándole lentos y sugerentes besos por su cuello y cerca de la oreja le respondo.
—Aun no estoy rogando —mi voz es ronca, llena de excitación y lujuria.
Al escucharla su cuerpo se tensa aún más y siento como sus brazos se cierran más sobre mí, acercándose a mis muslos que al sentir su roce también se tensan y un escalofrió recorre mi cuerpo. Matt separa su mano derecha del mesón y la sube hasta mis hombros donde aparta mi cabello hacia atrás para dejar al descubierto parte de mi piel.
Su franela me queda grande por lo que hay suficiente piel que tocar, cosa que no tarda en hacer, pero lo hace nuevamente con su nariz y apenas rosando sus labios, cuando está justo a nivel de mi clavícula suelta una bocanada de aire y presiona su boca contra mi cuello, me da un pequeño mordisco que me hace estremecer y ese simple gesto, esa simple acción desata un frenesí en mi entrepierna que comienza a enviar dolorosas señales al resto de mi cuerpo.
Estoy al límite, ya no soporto esta deliciosa tortura a la que Matt está sometiendo a mi cuerpo calenturiento, gimo de placer una vez más y hundo mis uñas en sus brazos, el gruñe cerca de mi oído y susurra
—Si nena, así quiero escucharte gemir para mí, quiero volver a oír como gimes por el simple hecho de rosar tu cálida piel.
Sus palabras me encienden aún más, por lo que aferro mis piernas a su cintura y lo pego a mí, siento que sonríe sobre la piel de mi cuello, su lengua traza lentos círculos allí donde pasa y mis manos desesperadas comienzan a subir hasta su cuello, luego a su cabello donde le doy un pequeño tirón y vuele a gruñir en mi cuello, ese sonido hace que mi cerebro desconecte y me dejo llevar por las sensaciones que invaden mi cuerpo, me dejo llevar por el deseo y la lujuria que Matt ha despertado lentamente en mí.
—Matt... —susurro contra su oído, él se detiene y siento que ríe un poco.
—¿Dime? —responde, su voz es ronca y esta tan cargada de deseo como la mía.
Por lo que lo pego un poco más a mí y restriego mi cuello a su cara suavemente, él lo besa un poco más y se mueve ligeramente hacia arriba, enseguida siendo su erección chocar contra mis entrepiernas, sus manos se van hasta el final de mi espalda y me empuja más hacia sí. Lo que hace que mis entrepiernas y su miembro duro estén en contacto directo, al sentirlo un ligero temblor recorre mi cuerpo.
—Matt — gimo su nombre.
El continua besándome, sin inmutarse, mete sus manos por debajo de la franela y asciende por mi espalda haciendo presión con sus dedos, por lo que termino arqueando mi espalda, mi pecho se pega aún más a él, sus manos llegan hasta mi sujetador el cual desabrocha con agilidad y continua subiendo sus manos hasta mis hombros donde los aferra y me aprieta más a él.
—Aun no me dices nada nena.
Siento como mueve su pelvis contra la mía en un claro indicativo de que quiere que lo sienta, vuelvo a gemir y esta vez de mis labios se escapan entrecortadas las palabras que le dan la victoria.
—Matt por favor, ya no puedo más —lo escucho reírse en mi cuello, me susurra mordisqueando el lóbulo de mi oreja.copy right hot novel pub