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Seducida por un extraño

Capítulo 21 Seducción (IV)

Su sinceridad me descoloca, continuo acariciándolo lentamente mientras él se deja caer sobre mí, respirando agitadamente en mi cuello, de vez en cuando deja un beso húmedo sobre mi cuello, luego de unos instantes en esa posición, se separa de mí y baja sus pantalones de un tirón, caen en sus tobillos, donde se apresura por quitar sus zapatos y sus medias.

Luego termina de sacarse el pantalón y se acerca a mí me toma de la cintura y comienza a besarme nuevamente, su erección rosa peligrosamente sobre mi vientre, su longitud y anchura me perturba los sentidos, Andrew sostiene mis pechos entre sus manos mientras me besa y rosa su cuerpo con el mío, con gruñido pregunta

—¿Tomas la píldora? —Su pregunta me sorprende, por lo que busco su cara y lo veo dudar un instante luego suspira y me responde bajo, algo apenado— no he traído un condón, en realidad mi idea no era que esto pesara, lo siento.

Su disculpa me llega muy dentro, el que no tenga un preservativo con él me dice que realmente vino para saber de mí y no para que fuera un acoston del momento, tomo sus mejillas entre mis manos y lo beso, lenta y tiernamente susurro contra su boca.

—No tienes de que preocuparte o disculparte si, la tomo.

En ese instante sus manos se desplazaron con avidez hasta mis nalgas me levanto y volvió pegarme a la pared con algo de fuerza, mis piernas automáticamente se enrollan en su cintura y nuestros labios vuelven a cerrarse uno contra otro, con una de sus manos se sostiene a la pared mientras que con su cuerpo me mantiene sostenida entre la pared y el.

Con la mano libre toma su erección y la pasa sobre mi abertura, sentir el contacto piel con piel nos enloquece a ambos que gemimos de éxtasis, su cabeza se echa atrás y un gruñido gutural sale de su boca cuando poco a poco comienza penetrarme. Entre jadeos entrecortados, vuelve sus ojos hacia mí y nuestros rostros son pura lujuria, pasión y deseo. Me susurra pegado a mi boca mientras va entrando en mí.

—Maldición nena estas tan húmeda, tan mojada y estrecha me encantas Asier, eres como un vicio, una adicción a la cual no puedo resistirme, ¿estas sintiéndolo verdad?, estas sintiendo lo que yo siento, como el tiempo y todo a nuestro alrededor se detiene y nada más importa, solo nuestros cuerpos juntos, nuestros ojos mirándose, sé que lo sientes porque tus besos me lo dicen, tus caricias me lo expresan, tus gemidos me dicen que nunca te habías sentido así. Por dios nena yo tampoco esto es, esto es otra puta cosa que no había experimentado antes. Eres perfecta nena, perfecta.

Termina su discurso con su miembro en lo hondo de mí, contuve la respiración sentía que si me movía se hundiría más en mi un ligero dolor acaricio la parte interna de mi vientre y los músculos de mi vagina se cerraron sobre su miembro chupándolo y acunándolo en mi interior, nos quedamos unos instantes así acostumbrándonos a la invasión.

Luego Andrew comenzó a moverse lentamente afuera, dentro, fuera, dentro, su miembro acaricio cada centímetro en dentro de mí, estaba siendo una tortura lenta y deliciosa, mis manos reposaban sobre sus hombros, que poco a poco se fueron cubriendo de una capa de sudor, sus labios comenzaron con el sin fin de besos húmedos que estaban ayudando hacerme perder el sentido.

Pronto comenzó a moverse con más fuerza con mayor ímpetu y a cada estocada de su miembro de mi boca se escapa un gemido, se me escapa su nombre y más gemidos, demasiado pronto sus movimientos son más rápidos, más fuertes, siento como toma mis nalgas y las aprieta.

En un momento se detiene y respira agitado sobre mi cuello, separa su cuerpo de mí y comienza a deslizarme hasta que mis pies tocan el suelo en cuanto mis piernas sienten el peso de mi cuerpo comienzan a temblar, Andrew lo nota y sonríe en mi cuello.

—¿Me siguieras el ritmo? —me rio en sus brazos.

—¿Y tu, te contendrás lo suficiente como para no correrte tan pronto?

Ríe mas fuerte en mi cuello se separa y de sus labios se desprende una hermosa y cálida sonrisa esas que simplemente enamoran, y me da un tierno beso en mis labios.

—Esa boca —vuelve a besarme, luego me carga y me señala la puerta de mi habitación con las cejas levantadas, yo comienzo a reír.

—Si puedes entrar.

Se acerca a la puerta y entramos en mi preciado mundo, el mira todo a su alrededor y sonríe, mira mi cama deshecha y me susurra.

—Alguien no ha hecho su cama hoy, perezosa.

Acaricia mi nariz con la suya y camina hasta mi cama, apoya una de sus rodillas sobre esta y me tiende sobre mis sabanas tendiéndose el sobre mí. Su pesado, musculoso y duro cuerpo cubriéndome por completo, apoya sus codos a los costados de mi cabeza y me mira con un brillo hermoso en sus ojos, luego se acerca a mí y acaricia mi rostro con su nariz respirando cálidamente.copy right hot novel pub

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