Después de salir de Recursos Humanos, Lydia llegó al departamento creativo. Tatiana Llacer era la directora del departamento. Ella, de unos treinta años, parecía bastante elegante.
Tatiana acomodó el escritorio de Lydia y le dijo:
—Es tu primer día en nuestro departamento. No voy a asignarte tareas, pero deberías leer primero este manual del empleado.
—DE ACUERDO —Lydia asintió y cogió el manual. Luego se sentó en su escritorio y lo leyó detenidamente. Al poco tiempo, le entró sueño. Hizo todo lo posible por recordar el contenido del libro, pero descubrió que tenía la memoria como un colador.
Al final de la jornada, Tatiana le pidió a Lydia que hiciera un resumen del trabajo del día. Lydia asintió obedientemente. No se le daba bien escribir, ni tampoco utilizar el ordenador. Por eso, mientras todos los demás salían del trabajo, ella seguía tecleando.
Estaba oscureciendo, pero el trabajo de Lydia aún no había terminado. Parecía ansiosa porque no se le daba bien teclear. Se sintió un poco enfadada consigo misma, pero no dejó de hacer lo que estaba haciendo. Varias horas después, cuando terminó su último documento, se frotó los ojos y se estiró para relajarse.
—¿Has terminado? —dijo una voz detrás de ella.
Lydia miró a su alrededor y vio a Eduardo de pie cerca de ella. A la luz de la oficina, el rostro de Eduardo era más amable.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó Lydia alegremente.
—Esta es mi empresa.
—¡Oh! ¡Qué tonta soy! —dijo Lydia torpemente. Ella había oído algo sobre Eduardo de Javier antes.copy right hot novel pub