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Tormenta de antaño

Capítulo 4 (Parte IV): Muy celosa novia

De nuevo eché a correr como si me importara ser atrapada saliendo del edificio. Ni siquiera era lo suficientemente tarde cómo para ser ilegal, y ni siquiera teníamos restricciones de salida luego de cierta hora determinada.

Por favor, apenas y se acababa de ocultar el sol. Mas temprano que de costumbre, por cierto.

Ni siquiera miré a ambos lados antes de cruzar la calle.

No tenía que mirar para saber que no vendría nada que pudiera atropellarme. Aunque mamá estaría aterrorizada si me viera hacerlo.

¿Por qué cada pensamiento de mi vida terminaba con un dato sobre mis padres?

Lo cierto era que aun no soportaba la idea de no verles todos los días.

¿Acaso no tenían siete años de ausencia por recuperar?

Pero no, ellos tenían que ser diferentes y dejar que su hija fuera independiente con diecinueve años.

¡Yo ni siquiera quería serlo!

¿Tan difícil era de entender que aun quería ser su bebé a tiempo completo?

Negué con la cabeza en desaprobación para mí misma.

No podía creer que tenía este tipo de pensamientos.

Quizá necesitaba ver a un loquero.

Seguro que Edrei conocía a un estudiante de psicología.

¡Espera! ¡Yo conozco estudiantes de psicología! ¡Yo estudio psicología!

¡Linda, Hënë! ¡Espléndida!

Antes de entrar al bar, el cual tenía la puerta cerrada ante la fiesta privada, eché un ojo desde la oscuridad. De hecho, había unas quince o veinte mujeres allí adentro. Ah, y si, todas rodeaban al guapo cantinero.

Gracias a ello me invadió una oleada de celos.

Yo no era la única que miraba particularmente atractivo al hombre.

Dudé en entrar. Quizá sobraría, era obvio que estaba bien atendido. Yo estaba completamente celosa de ello. Exhalé y empujé la puerta de entrada con mi palma abierta, dejaría una marca permanente de mis huellas en el vidrio. Hasta que alguien lo limpiara.

― ¡Oh vamos Jinx! ¡Ella no tiene por qué enterarse! ―insistía una de las chicas, me detuve un momento.

¿Ella le había dicho Jinx?

―Mala suerte, chicas, ¡miren hacia allá! Ella está aquí. ―Me señaló y yo tuve que mirarle con un gesto de confusión―. Mi muy celosa novia vino a visitarme ―su declaración causó una ola de abucheos y de lamentos de las chicas pasadas de copas.

Okey, eso no podía ser verdad.

Me reí, de acuerdo, con que así estaban las cosas.

― ¿Se puede saber que está pasando aquí? ―pregunté, cruzándome de brazos.

Jinx estuvo junto a mi en un salto, pasó su brazo por mis hombros y me arrinconó a su costado.

―Te juro que no ha pasado nada cielo ―respondió―. Cada día te veo mucho más hermosa que el anterior, me tienes embobado ―declaró, con una sonrisa divertida amenazando de escaparse por la comisura de su boca y arruinarlo todo.

Las chicas de la despedida suspiraron en coro e hicieron ruidos de ensoñación.

―Ojalá mi novio fuera así ―se lamentó una de ellas, de seguro, la novia celebrada; ya estaba empezando a arrepentirse.

Claro, era culpa del alcohol.

―A mi no consigue convencerme ―dije, mirándolo con una ceja en alto.

―Pero si es tan dulce ―repuso una de las chicas borrachinas.

―Hacen tan linda pareja ―dijo otra.copy right hot novel pub

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