—No, dice que tiene la agenda llena. No sé lo que hace, sólo sé que está muy ocupado. La verdad es que no me entero de si de verdad está liado o no.
La mujer le cambió los zapatos a Alessia. No había decoraciones elegantes en la casa. El estilo era relativamente simple. Tampoco había criada en la casa, la mujer se encargaba de limpiar todo. Afortunadamente, la casa no era muy grande.
Esta mujer era Irene Otálora, la esposa de Elio. Debido a la identidad de Elio y los controles estrictos de los jefes, esta mujer se comportaba de manera muy discreta, por temor a causarle problemas a Elio.
Al escuchar el ruido, la persona sentada en el sofá guardó el periódico y miró hacia aquí.
La mujer se acercó.
—La familia de Alain ha llegado, los niños son encantadores, os dejo que habléis, todavía tengo dos platos por preparar.
Elio hizo un gesto con la mano.
—Ve con lo tuyo.
Quizás debido a que Carmen le había contado cosas sobre Elio, Cynthia tenía mucha curiosidad. En el momento en que Elio dejó el periódico, lo miró.
Teniendo calefacción en casa, solo llevaba un suéter. Había algo de pelo blanco en sus sienes. Parecía de la edad de Alejandro, pero daba una sensación completamente diferente. Tal vez porque era de origen militar, cuando no mostraba ninguna expresión, transmitía a la gente una sensación muy seria.
En cambio, Alejandro era más gentil.
Cynthia pensó que Alejandro debía sentir algo por Carmen, porque no se comportaría de una forma tan gentil conviviendo con una mujer que no le agradaba.
Al mismo tiempo, Elio también miró a Cynthia. Ella no se arregló apropósito, no llevaba maquillaje, pero tenía buena piel, daba una sensación de comodidad a la gente. Su pelo largo y negro estaba recogida en una coleta, presentando claramente los rasgos faciales. Tenía ojos claros, nariz alta, labios rojos… Sus rasgos faciales no eran muy prominentes, pero la combinación de tales rasgos faciales hacía que la gente se sintiera muy asombrosa.
Los ojos de Elio parpadearon levemente, se quedó distraído viéndola.
Fue la llamada de Alain que lo sacó de sus pensamientos. Entonces saludó a los dos niños.
—Venid aquí para que os vea.
Álex se acercó sin mostrarse tímido, no tenía miedo a la rigidez que emanaba Elio.
Como soldado, incluso si se pusiera gentil, tampoco llegaría a aparentar tan simpático como la gente corriente.
Alessia se mostró un poco tímida, no se atrevió a acercarse, Alain le tocó la cabeza.
—Ve.
Su voz profunda pareció darle a la pequeña una sensación de seguridad, así que se armó de valor para caminar hacia el hombre.
Elio miró a los dos niños con detenimiento, luego dijo:
—Qué encantos los dos.
Estaba más que contento.
—Hace mucho frío afuera, ¿verdad?
Su voz era mucho más suave.
—Está bien, no hace mucho frío en el auto.copy right hot novel pub