Elio se mostró muy reacio a escuchar algo de esta mujer. Siempre pensó que tenía que ver con la muerte de Fernanda.
Porque Fernanda acababa de dar a luz a Alain cuando Carmen y Alejandro se juntaron.
Si no fuera porque encerró a Carmen, cómo iba Fernanda a pasar unos años tan tranquilos con Alejandro.
Más tarde, cuando Fernanda lo descubrió, le obligó a que la soltara. Si no fuera porque Fernanda era demasiado buena y él no podía rechazarla, no habría soltado a Carmen.
Por eso, después de la muerte de Fernanda, puso esas condiciones cuando Carmen y Alejandro se iban a casar. No esperaba que Carmen aceptara.
Hasta ahora seguía pensando que Carmen traía mala suerte a Fernanda. De lo contrario, Fernanda no hubiera… poco después de que ella saliera.
Siempre se ponía muy triste cuando pensaba en su hermana.
Resopló con frialdad.
—Todos vivimos en la Ciudad B, es normal toparse entre sí.
Irene lo ayudó a sentarse en el sofá.
—No estaba sola, estaba con dos niños, y...
Irene temía que hubiera pensado demasiado.
—¿Con quién más estaba?
Elio la miró con impaciencia, ¿desde cuándo aprendió a decir solo la mitad de las oraciones?
—Cynthia.
Dijo Irene.
—¿Quién?
—La esposa de Alain.
—¿Estaba con Carmen?
Preguntó Elio, entrecerrando los ojos.
Irene asintió.
—Y parecen que se llevaban muy bien, escuché su conversación.
Elio se apoyó en el sofá.
—¿Qué dijeron?
Irene de repente miró a Elio muy seria.
—Cuando Carmen aceptó tus condiciones para casarse con Alejandro, ¿alguna vez pensaste que lo aceptó demasiado rápido? Además, renunció a la herencia familiar y a la posibilidad de ser una madre por un hombre.
—¿Qué tiene de extraño eso? Ella ya tenía un lío con Alejandro desde hace mucho tiempo. Si no fuera porque me enteré a tiempo, ya habría roto la familia de Fernanda. Después, porque Fernanda era demasiado amable, me obligó a soltarla.
Irene negó con la cabeza.
—No conoces a las mujeres.
Quizás Carmen pudiera renunciar a ser madre por un hombre y no tener hijos en toda su vida, pero era un poco irrazonable renunciar a la herencia familiar.
—¿Qué has escuchado?
Preguntó Elio.
—Lo que hace grande a las mujeres no es el amor, ni el dinero, sino el amor maternal.
Una vez que una mujer se convertía en madre, podía sacrificar mucho.
Como decía el refrán, una madre era fuerte por su hijo.
Elio frunció el ceño.
—¿Qué me intentas decir?
Rápidamente reaccionó.
—¿Acaso estás diciendo que Alain es hijo de Carmen? Irene, ¡¿desde cuándo eres tan ridícula?!
Elio estaba muy molesto. En su corazón, Alain era magnífico, debía ser el hijo de Fernanda y Alejandro.
Se sintió muy disgustado que su esposa tuviera esos pensamientos.
—Escuché a Carmen hablar de Alain. Mostraba en su tono, en sus palabras, que Alain era su hijo.copy right hot novel pub