Pensaba que era demasiada olvidadiza. Menos mal que había toallas en el baño. Cuando terminase, podía pedirle a su hijo que subiera a por ello.
Sabiendo cómo iba a salir del baño, se acostó cómodamente para darse un baño.
Al rato se levantó, se enjuagó bajo la ducha y se lavó el cabello. Se envolvió con la toalla y caminó hacia el área seca. No abrió la puerta y dijo:
—Álex, ¿puedes subir a por el pijama de mami?
Álex levantó la cabeza y miró hacia la puerta de vidrio esmerilado del baño. No veía nada y preguntó:
—¿Dónde está?
—En el armario debajo del espejo del baño.
Puso a propósito su pijama en el armario del baño. Después de tomar una ducha, ponía ponérselo directamente y luego salir sin la toalla de baño.
—Voy a buscarlo.
Álex dejó la tableta, se bajó de la cama, se calzó las pantuflas y corrió escaleras arriba. Se movió rápido, abrió la puerta y entró. No se dio cuenta de que había alguien en la puerta y se chocó contra Alain. Se cubrió la frente y vio que Alain también vestía un pijama de seda gris, igual que el suyo.
Se miró a sí mismo y luego volvió a mirar a Alain.
Alain se arrodilló y le quitó la mano de la frente.
—¿Te duele?
No tenía la frente hinchada.
Álex negó con la cabeza:
—No me duele.
Pensó un rato y preguntó:
—¿Tu pijama también lo hizo mami?
Antes, mami solo lo hacía para él y su hermana.
Alain no sabía si lo hizo Cynthia, solo sabía que se lo dio Cynthia. Siempre pensó que lo había comprado.
Miró el pijama de su hijo. Tenía el mismo material y estilo que el suyo y preguntó:
—¿Esto lo hizo tu mami?
Álex asintió.
—Mami hace la mayor parte de la ropa íntima que mi hermana y yo usamos.
Era diseñadora de moda y conocía bien las telas. La tienda de ropa también tenía las máquinas necesarias, por lo que era muy conveniente hacerlo.
Álex miró a Alain y le advirtió:
—Debes ser amable con mi mami.
Mami era tan amable con él.
Era pequeño, pero matón.
Alain se puso de pie y lo miró con condescendencia.
—¿A qué viniste?
¿Bueno con Cynthia? Ese era su deber con su mujer. ¿Quién podía mimar a su mujer además de él?
¿Acaso hacía falta que le advirtiera?
Álex levantó la cabeza.
—Vengo a por el pijama de mami, y hoy dormirá conmigo.
Alain ya lo sabía y no se sorprendió.
Por el contrario, Álex parecía estar fanfarroneando. Como si quisiera decir que había estado con mami demasiado tiempo, y ahora era su turno.
Palmeó a su hijo en el hombro y sonrió sin decir nada. Se dio la vuelta y sacó el pijama de Cynthia.copy right hot novel pub