Modo oscuro
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¡Vuelve conmigo,mi cariño!

Capítulo 396: Los sentimientos se cultivan

Elio intentó convencer a Alain:

—¿Cómo voy a hacerte daño?

—Ya dije mi posición.

Alain entrecerró los ojos y miró a Elio, y de repente sus pupilas se escondieron en una luz peligrosa.

—No necesito a nadie, en nombre de ser bueno para mí, de dañar a la gente a mi alrededor, ¡tú tampoco!

—¿Estás realmente obsesionado con eso?

Elio apretó los puños con ambas manos, haciendo un ruido entre huesos por demasiada fuerza.

Alain le echó una mirada profunda.

—Siempre le respeto a usted, y ahora también, dejó a mi esposa, y puedo ignorar lo del pasado, pero si usted aún está obsesionado con eso, no me culpe por maltratarte.

Elio tapó su corazón y abrió los ojos con incredulidad:

—¿Ni siquiera me quieres por una mujer?

—Ella es mi esposa.

Alain hizo una pausa en cada palabra.

—Aunque es mi esposa, ¡ella y tú no tenéis el mismo pensamiento!

Elio rugió:

—Despiértate, no estés engañado.

—¡Estoy muy despierto y sé perfectamente lo que estoy haciendo!

El bello rostro de Alain estaba lleno de rigidez.

Alain dio la vuelta y se fue.

Elio miró su espalda decisiva, y su estado de ánimo cambió bruscamente:

—No puedes salvarla, todas las pruebas apuntarán a ella.

Los pasos de Alain se detuvieron, Elio pensó que estaba convencido y continuó:

—Siempre que estés de acuerdo con el divorcio, no tendrás ninguna pérdida, Amalia no es peor que ella, y sus antecedentes familiares te encajan mejor. Hago todo esto por tu bien, incluso si me odias, no puedo dejarte estar engañado por una mujer, ¡ni siquiera puedes distinguir el bien del mal!

Alain giró lentamente la cabeza y miró a Elio en las profundidades de la luz, silencioso y sin decir nada.

Elio se quedó aturdido por un momento

—Alain...

Alain retrajo la mirada, dio un paso con calma, tiró de la puerta y se subió al coche.

Elio retrocedió dos pasos y se dejó caer en una silla.

La expresión en sus ojos en ese momento era claramente...

Se agarró con fuerza a la barandilla.

Diego le dio una palmada en el hombro.

—Amigo, ¿tienes miedo?

Elio volvió la cabeza para mirar a Diego:

—Me temo que esta vez lo está forzando demasiado...

—¿Tienes miedo de que sufrierais grandes pérdidas los dos?

Continuó Diego.copy right hot novel pub

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