Sacudí mi cabeza y miré por última vez el pasillo por el que había escuchado desaparecer los pasos de Alex. Lo principal en ese momento era ver a mi hijo, ya después podía hablar con él y aclarar todo.
Dirigí mi vista hacia el consultorio y divisé a James haciendo un gesto con sus manos como si me esperara para entrar conmigo. Resoplé molesta y restregué mis ojos con rabia. Acomodé un poco mi cabello y me encaminé hacia él. Una oleada de valentía invadió mi ser con cada paso que daba. No iba a permitir que James presenciara el ultrasonido. Había esperado tanto por verlo y no dejaría que él lo arruinara todo, como siempre.
—Vete —pedí con rabia, interponiéndome en la puerta.
Los demás pacientes que esperaban su turno me miraban extrañados. Algunos sonreían, ver a una mujer embarazada en una posición tan graciosa no era cosa de todos los días. Parecía un arquero de futbol, con los brazos extendidas y las rodillas flaqueadas.
James me miraba con mucha furia y vergüenza, le estaba frustrando su "ingenioso" plan.
—No me voy a ir sin ver a mi hijo —masculló en un gruñido—. Es mi hijo y este es mi derecho.
—Y el derecho de mi bebé es no tenerte como padre —repliqué molesta y sin dejar de ver sus ojos marrones con mucha rabia.
—¿Hablas de derechos cuando ni siquiera cumples tus deberes?—interrogó Mell a mi lado conteniendo su rabia—. ¿Qué clase de hombre hace eso?
—¿Ahora se creen abogadas? —cuestionó con ironía y luego soltó una risita amarga—. No me interesa lo que digan, soy James Carter y...
—Y eres un idiota —repuse de inmediato y Mell aplaudió con entusiasmo.
—Voy a pasar, quieras o no, Bella —replicó James con odio y me tomó del brazo.
—Suelta a mi amiga o no sabes de lo que soy capaz —amenazó Mell furiosa y alejó a mi ex con un empujón.
—¿Qué está pasando aquí? —interrogó una voz masculina detrás de mí, me giré un poco para descubrir al doctor Smith que nos observaba con desconcierto y una expresión confusa y algo impaciente—. ¿Se puede saber qué es este alboroto?
Giré mi rostro un poco y lo miré avergonzada por haber sido la culpable de ese embrollo, pero antes de que pudiera decir o hacer algo, James tomó la palabra.
—Ya sabe como son las mujeres —dijo con sarcasmo y rodó los ojos con fastidio, como tratando de ganar gracia con el médico.
—Claro que sé cómo son las mujeres, además de hermosas, especiales y gracias a una estás aquí —espetó con firmeza el doctor y sonreí de lado, le había salido mal su truco—. Bella ¿qué haces? —cuestionó y tocó mi hombro con delicadeza—. No es saludable esa posición para tu bebé.
—Tampoco lo es la presencia de este hombre aquí. Si él entra, yo no —dije con seguridad—. Siento mucho que esto esté sucediendo, doctor, pero no quiero que entre, no lo merece.
—¡Es mi hijo! —exclamó James con furia lanzándome miradas de odio—. Es mi derecho entrar contigo, porque ¡estás esperando un hijo mío!
—Eso no lo pensabas hace unos días, cobarde —refuté furiosa—. No tienes derecho a reclamar una paternidad de la que dudaste desde el primer minuto, a pesar de saber que es tu hijo. Eres un gran cobarde y te quedó muy grande el puesto de papá.
—Quiero ver a mi hijo, exijo verlo, es un Carter y...
—Señorita —interrumpió el doctor Smith, dirigiéndose a la enfermera de la recepción—, por favor, llame a seguridad.
Mell y yo nos miramos sorprendidas. Al parecer hasta para el doctor, James le provocaba malos sentimientos.
—No soy quién para meterme en estos asuntos, pero señor, le diré algo: a usted no lo he visto en ninguna cita de control.copy right hot novel pub