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Amante peligroso

Capítulo 128: La ternura de Joaquín bajo la frialdad

-¡Todos somos iguales! Todos somos orgullosos y tenemos mucha altivez.-

-¡Éramos brillantes y llamábamos la atención de todos desde que éramos pequeños, Joaquín! ¿Cómo podemos tú y yo, que somos tan orgullosos, aceptar que la primera mujer de la que nos enamoramos es ese tipo de mujer que todo el mundo le desprecia y ni siquiera nosotros mismos podemos aceptarlo?-

-Amas a Denis, Joaquín, no lo niegues, quién eres tú, si no estás enamorado de ella, eres una persona más fría e indiferente que todos, ¿vendrás aquí en medio de la noche solo para golpearme?-

-Joaquín, claramente te conmueves por ella.-

-Pero, Joaquín, ¿puedes aceptarlo? ¿Te atreves a admitir que la quieres en persona?-

-¡No puedes!-

Norberto volvió a reír y miró al hombre cerca de él, -Joaquín, lo que no puedes hacer incluso tú, ¡por qué me pides que lo haga yo!-

-¡Soy hijo de la familia Martínez!-

-¡Puedo conseguir cualquier tipo de mujer solo por mover un dedo!-

-¡No la amo, nunca admitiré que me conmuevo por ella!-

-Jajajajaja...-

La risa fue frenética, pero desgarradora, y las comisuras de los ojos de Norberto estaban más mojadas. Seguía gritando, -¡Es imposible que te enamores de esa mujer!-

Joaquín hizo un pequeño movimiento en la garganta, -¡Norberto, no te acerques a ella más! Déjala sonreír más, si así es cómo la quieres, ¡Entonces yo, Joaquín, usaré mi manera de expresar esas palabras que no puedo decir!-

Sí, eran todos orgullosos, eran élites... Norberto dijo todo correcto, pero no adivinó el final.

-Jajaja...- Norberto pareció escuchar una gran broma, -¡Joaquín, esperaré y veré! A ver qué manera usas... ¡Ese tipo de mujer! ¡Te la regalo! ¡No me importa!-

Joaquín se dio la vuelta y se fue, -Espero que cumplas tu promesa, no te acerques a ella.-

Norberto ignoró los fragmentos de vidrio en el suelo, levantó la mano y apretó su corazón con fuerza, solo así, parecía que podía reprimir el dolor hueco allí.

Las dos voces en su cabeza empezaron a pelear de nuevo.

Una voz dijo: No deberías perderla.

Otra voz dijo: Lo hiciste bien.

La primera voz rugió, -¡Te arrepentirías, te arrepentirías, Norberto!

-¡No! ¡Nunca me arrepentiré!- El puño de Norberto golpeó en el suelo fuertemente, manchado con mucha escoria de vidrio, pero no sintió ningún dolor, ¡solo un dolor desgarrador en su corazón!

En ese momento, nunca pensaba que, en comparación con el dolor de ahora, el largo arrepentimiento en el futuro sería lo más doloroso.

Muchos años después, Norberto le dijo a Joaquín.

-Todos somos iguales, así que me lo merezco y tú te lo mereces. Aguanté la presión de la familia por ella, pero al final perdí ante mi ridículo orgullo y mi vacía autoestima.copy right hot novel pub

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