—¿Viniste a la Ciudad Sur por mí…? —Celia se quedó helada ya que no esperaba esta situación.

—Había estado en la Nación M, alojándome en los hoteles en los que te alojabas, caminando por las calles por las que caminabas, comiendo la comida que comías y viendo los lugares de interés que veías...

Celia se tapó la boca de la sorpresa, no podía creer lo que estaba escuchando.

—He pasado los últimos cinco años siguiendo tus pasos... ¿Aún así vas a marcharte? —La respiración de Eduardo se hizo fuerte y se emocionó.

—Esta no es mi ciudad, por supuesto que me voy... —Celia podía sentir el enfado de Eduardo a través del móvil.

—Si te pido que no te vayas, ¿te quedarías? —La voz de Eduardo sonaba apagado.

Celia se quedó atónita, empezó a encontrarse inquieta en el banco de la sala de espera.

—Voy a entrar, Eduardo... cuídate —La voz de Celia se entrecortó, no quería escuchar más a Eduardo.

«Si fue él quien había dicho que me dejaría ir, ¿qué pretende ahora diciéndome esto?»

Celia se frotó los ojos y, cuando volvió a abrirlos, vio delante un par de zapatos.copy right hot novel pub