Celia lo miró fijamente y empezó a temblar.

—¿Quién demonios eres?

El hombre llevaba una máscara negra, y era difícil de captar las emociones que tenía en los ojos.

Estaba apoyado en el borde de la cama con los labios ya pálidos y la sangre aún saliendo de la herida sin parar.

Celia se armó de valor y se acercó, intentó a quitar la máscara del hombre.

En cambio, el hombre utilizó sus últimas fuerzas para abrazar a Celia una vez más y respiró hondo.

—Si me muero, ¿quién cuidará de ti…?

«Esta voz es de...» Al escuchar la débil pero familiar voz del hombre, todo el cuerpo de Celia se congeló, mirando al hombre que tenía delante, los ojos familiares, los labios familiares…

—Por qué eres tú... —dijo Celia temblorosamente, ya no tenía el valor de quitarle la máscara.

—¿Por qué no ? —dijo el hombre con voz suave mientras caía sobre Celia.

Celia sintió en golpe que su ropa se mojaba antes de recordar la herida sangrado del hombre.

—Vámonos al hospital ahora... —Celia se apresuró a llamar a la ambulancia—¡Eduardo! ¡Despierta!

El hombre no dio ninguna respuesta, sólo apareció una sonrisa en su rostro con expresión de tranquilidad.

Celia no podía describir lo que sentía en este momento. Ella era la que se había preparado para morir con el pervertido, ella era la que había herido a este hombre, ¡y ahora ella era la que temía que le pasara algo!

En el hospital de la Ciudad Sur, Celia estaba sentada al lado de la cama, mirando al inconsciente Eduardo. Sentía tanto odio, como enfado.

El personal del hotel había llamado a la policía en cuanto vio las sábanas manchadas de sangre, y la familia Sans también había acudido al hospital al instante.

Celia sabía que le esperaba una consecuencia grave, daba igual si su cuchillada fuera en defensa propia o era un asesinato deliberado.copy right hot novel pub