“El arte consiste en celebrar, cantar y llevar a cabo la belleza.”
Balthasar Klossowski de Rola
Llega el día esperado por Diego, por fin su obra podrá ser vista por los grandes críticos de arte de Europa.
Ya tiene listo su equipaje. Eliza vendrá por él en unos minutos.
La noche anterior fue su despedida con Karem, luego de cenar, fueron hasta el apartamento de Diego, ella nunca había ido hasta allí. De cierta manera, él deseaba que ella conociera esa otra parte de él y se sintiera como parte de su vida.
Si ella había dejado que él entrara en su vida, lo menos que podía hacer, era dejarla entrar en su mundo. Bajaron del auto y entraron al edificio, subieron un par de escaleras y llegaron al apartamento. Él abrió, ella entró, era un lugar acogedor aunque pequeño, se respiraba arte, en cada una de sus paredes había cuadros con un estilo vanguardistas muy marcado.
Ella se sentó en el sofá, mientras él servía unas copas de vino. Se acercó a ella, le dio la copa, y se sentó a su lado. En sus miradas se reconocían el brillo del amor y la felicidad. Karem sintió que su vida tomó un rumbo diferente cuando conoció a Diego por las redes. Él logró atraparla, verlo y tenerlo frente a ella, era simplemente un sueño maravilloso.
Brindaron por su amor, por un amor que había sorteado algunas vicisitudes, pero que hoy les devolvía la oportunidad de estar juntos. Bebieron unas tres botellas de vino, una tras otra, brindis tras brindis. Estaban tan llenos de plenitud que sus almas parecían reencontrarse de otras vidas.
Comenzaron a besarse, sus labios se amalgamaban y sus pieles imploraban las caricias de uno en el otro. Él se quitó la camisa. Sus músculos y pectorales parecían esculpidas, de forma perfecta. Él se puso de pie para poder ayudarla a levantarse, quería hacerle el amor, como a una reina. La cargó en brazos y la llevó hasta la habitación,
La colocó en la cama con sutileza, ella dejó que él fuese quitando prenda por prenda, ella sólo levantaba sus brazos o piernas para ayudarlo en su tarea.
La desnudo completamente. Detalló su cuerpo y dibujo com sus dedos las líneas que construían su belleza. Terminó dd desvestirse. Ella respiraba emocionada al sentir sus manos. Diego se recostó a su lado. No podía dejar de verla y descubrir en cada gesto suyo, una confesión de amor. Se inclinó un poco para sentarse, bajar hasta sus caderas, se abrió pasó entre sus piernas para sentirse atrapado en el laberinto de su sexo.copy right hot novel pub