“Hereje no es el que arde en la hoguera, hereje es el que la enciende”
William Shakespeare
Karem se despierta, mira el reloj despertador. Es aún de madrugada. Se durmió tan temprano, que le pareció una eternidad. Se levanta, va a la cocina, toma un vaso con agua, algo sedienta. Abre la nevera y saca una manzana. Olvidó cenar, pero ya es más de medianoche para comer algo pesado o pedir fast food. Va rumbo a su habitación, siente un ruido en su estómago, así que se regresa y sirve, una copa de helado.
Entra a su habitación. Desconecta el celular que dejó cargando. Enciende el teléfono y entran los mensajes. Revisa su whatsapp, dos mensajes de Virginia:
–¿Cómo te sientes, viejita?
–No me he podido dormir, pensando en Cami.
Ya es muy tarde para responder, quizás su amiga logró conciliar el sueño y su mensaje podría interrumpirlo.
Abre los mensajes de messenger y comienza a leer aquel mensaje que Diego envió. En la medida que va leyendo cada frase, asiente en aprobación a cada una de ellas. Llega al poema, allí sus emociones se van tornando intensas e incontenibles, cada palabra suya, provocan sensaciones de placer y deseo. Se toca, se toca como imaginando que es la mano de él, como si fuesen sus labios y lengua quienes controlarán su cuerpo. Su piel se eriza, sus pezones se endurecen, su vientre y nalgas se contraen, su vagina late cada vez más, vehementemente. Se masturba, por segunda vez, aquel hombre tiene la capacidad de estremecerla sin tocarla siquiera.
Se levanta, va al baño, abre la regadera. Enciende el reproductor que está en la repisa. Entra a la bañera. El agua tibia recorre su piel, toma la esponja con espuma y acaricia todo su cuerpo, hasta sentir que su temperatura ya no tan exacerbadadamente ardorosa.
Sale de la bañera, toma la toalla y regresa hasta su cama.copy right hot novel pub