—No, no quiero que nos separen —digo decidida. Kylie aún no entendía qué planeaba, pero me apoyaba.
—Sí, yo quiero estar con Skyler.
—Está bien, las dejaré juntas en una habitación, luego de las operaciones. Pero para intervenir es necesito que se separen.
Nos miramos, suspiramos y asentimos rendida.
—Recuerda que ante cualquier interrogatorio debes exigir tus derechos. Necesitamos saber qué dirá cada una —le susurro a Kylie antes de que nos lleven a lugares totalmente opuestos para las curaciones— ¡Cuídate, y suerte! —le grito ya distanciadas.
No puedo creer que es segundo balazo que recibe Kylie estas vacaciones, y en general en su vida.
Lo primero que hacen conmigo es deshacer las curaciones que me había hecho la joven oficial y hacer unas nuevas y más profesionales, mientras tomaban mis datos para el registro y los de Kylie, quien ya había ingresado a pabellón.
Una vez que terminaron conmigo, aprovecharon mi estancia para revisar mi pierna, y reemplazar los puntos de hilo por bandas adhesivas de sutura, las mismas que me pusieron en la muñeca.
Me regañaron claramente por no estar en reposo y retardar mi cicatrización, y me asignaron un certificado del que debía permanecer en descanso, que podría ayudarme a evitar algún mal trato en la comisaría.
Me cubren ambas zonas con un parche transparente, y me prestan un cabestrillo para hacerme pasar a la habitación a la que luego traerían a Kylie lista.
Me siento como indio en la camilla mientras miro por la ventana angustiada y algo impaciente.
Espero unos minutos más mientras reviso unas cosas en mi teléfono, y pienso si enviarles un mensaje a los chicos en la comisaría, pero creo que sería peligroso sabiendo que probablemente les quitaron sus pertenencias.
En cualquier momento nos tomarán nuestras declaraciones, y si alguno dice algo distinto nos podría perjudicar a todos.
Alzo la vista cuando oigo la puerta abrirse.
—¿Te dieron también en las piernas? —sonrío al ver como Kylie ingresaba en la habitación en silla de ruedas con la ayuda de un hombre. Su brazo y hombro estaban vendados, y también con el apoyo de un cabestrillo.
—Somos iguales —me sonríe, algo dolida.
—¿Todo bien? —pregunto apuntando la zona.
—Sí, creo —se levanta y espera a que el enfermero cierre la puerta para subirse a la camilla, y sentarse frente a mí— Bien en lo que se puede —se encoje de un hombro.
—Al menos con esto nos ahorramos el explicarle a la policía que Travis sigue vivo —sonríe y asiente intentando ser positiva— No pienses tanto.
—Estoy preocupes por todos —suspira— ¿Qué será de los chicos en la comisaría? ¿Cómo estarán Blair y Alex?
—Con Summer y Caden estoy segura que sabrán defenderse de las preguntas. De lo que escuche, a Alex también estaban sacándole algunas balas y curando los orificios, y Blair... —intento no pensar ni verme mal para no desanimarla, pero tampoco quiero mentirle— No lo sé. No he sabido nada de ella aún, y la verdad es que estaba muy grave cuando se la llevaron. Pero seguramente estará mejor.
—Tosió mucha sangre —su labio inferior tiembla con miedo.
—Blair es fuerte. Esto segura que todo saldrá bien —pongo mi mano en su rodilla como forma de apoyo. La chica asiente soltando un largo suspiro.
Esperamos un rato, y no es necesario decirlo para saber que ambas teníamos la cabeza en lo mismo.
—Kylie, en cualquier momento vendrán los oficiales a tomarnos nuestra versión de los hechos, y necesitamos no dejar ningún punto en blanco que pueda hacernos ver sospechosos.
—Tenemos que culpar a Travis —asiente.
—No sé si lo mejor sea tirarnos todos en su contra. Debemos siempre...
—Señoritas —ambas nos sobresaltamos y miramos en dirección donde el enfermero llegaba acompañado de un policía.
—Necesito que me acompañen —ambas asentimos y nos ponemos de pie— Primero que venga la señorita… Stevens —la chica asiente y me hecha una última mirada antes salir de la habitación delante del policía.
Espero unos segundos, nerviosa.
Ninguno de los que estuvimos en el incidente sabemos qué es lo que diremos. Pero estoy segura y confío que no nos culparíamos entre nosotros, ni siquiera a Blair.
—Señorita Mitchel —otro policía distinto al que se llevó a Kylie me llama y me lleva a un extremo del piso donde habían unos sillones con vista al estacionamiento— Tome asiento.
Se sienta frente a mí, y saca su archivo con información y otro en blanco para escribir.
Me limito a observar mientras intento controlar mis nervios.
Procede a presentarse, y a hacerme unas preguntas básicas como mis datos personales, contacto de mi madre, y la relación que tenía con los demás involucrados.
—¿Y el otro hombre? —señala, bajando un poco sus lentes.
—¿Alex? —Desvío, sabiendo a quien se refiere— Es el novio de Kylie.copy right hot novel pub