He estado de aquí para allá, dejé a las niñas con Barry, no fue tanto tiempo que estuvieron solos los tres y cuando llegué a la habitación una de mis hijas estaba manchada con labial y quien sabe que otras cosas. Estoy enojada con Barry, si, pero ¿qué puedo hacer? Lo único que me queda es tomar a la niña, bañarla lo más rápido posible y quitarle ese vestido que tanto trabajo me costó conseguir. Para ser sincera en algún momento de mi vida yo necesité de una fiesta en la que mi mamá y papá me consistieran, globos, pastelillos, dulces y juegos; nunca pudieron pagarme algo como lo que ahora mis hijas tienen. Estoy feliz por lo que mis papás me dieron, no sé porque pero hoy me siento agradecida con el cielo por todo lo que me ha dado. Mis dos hijas, mi esposo (un hombre difícil pero hermoso, cariñoso y especial), mis hermanos y mis padres, no puedo pedir nada más.
Como siempre en reuniones familiares o en fiestas los que se quedan a ayudarnos a Barry y a mí a limpiar son mis padres. Mientras mi papá recoge la basura, Barry lava lo loza o cosas que se hayan ensuciado y yo guardo lo que haya sobrado de comida en el refrigerador, Carlota baña a las niñas y les pone la pijama, pero esta vez es diferente mis hijas andan de aquí para allá con ropa que no es la pijama.
—Mamá, esa ropa no la ocupan para domir—le digo mientras dejo un tupper en el refrigerador lleno de gelatina.
—Perdón hija, las cambiaré, tú no te preocupes. —Viene hacia mí y me da un abrazo—ve a darte una ducha, la necesitas.
—Gracias por decirme mal oliente—Carlota tiene razón, hoy hubo calor, un calor infernal y sude un montón, en serio que me siento como un paleta, toda pegajosa.
—Ves hija, yo termino de guardar todo.
—Te amo—le doy un beso en la cabeza y me voy a la habitación.
Mis hijas al verme quieren venir detrás de mí, pero ahorita no puedo hacerles caso porque entraré al baño y no pueden estar ahí haciendo destrozos.
—Bebés, quédense con la abuela, debo de hacer pipí —Jania se da la vuelta tranquila y se enfoca en las caricaturas que estaban viendo, pero Janne, ella no quiere quedarse. —Mi amor, por favor quédate aquí.
Mi mamá viene rápido a auxiliarme. Cuando al fin puedo deslinadarme de estas niñas, al entrar a la habitación me encuentro con un Barry recién bañado, cambiado y guapo (como siempre). Me recibe con un abrazo y un beso en la frente.
—¿A dónde vas?—No entiendo a donde iría a esta hora, son casi la una de la mañana.
—Iré a un lugar con el amor de mi vida, solos, sin niñas y sin preocupaciones, por lo menos una semana.
—¿Qué?—miro detrás de él. En la cama hay tres maletas ya listas y unos boletos de avión, creo, junto de un vestido de tirantes rojo, es como tejido.
—Tienes media hora para estar lista o me iré sin ti—sale la habitación tranquilamente pero se lleva los boletos. Quiero ver si sí son boletos de avión, pero sí, mis ojos no me fallan. Quisiera saber cuál es el destino, pero desafortunadamente me toca quedarme con la duda. Sin perder más el tiempo hago caso de meterme a la ducha.
20 minutos después estoy lista, doy una pasada a mi clóset y a mi cosmetiquera para no olvidar nada, en un momento ya hasta traía la bolsa que tiene cosas de las niñas pero no, este viaje es solo para Barry y yo. Bajo com mi abrigo(por si acaso), Barry me está esperando junto con mis papás y mis hijas. Jania y Janne están tan tranquilitas con mi mamá y papá.
—¿Lista?—me pregunta Barry.
—Super lista, aunque estoy preocupada por estas dos diablitas.copy right hot novel pub