Luca ignoró el rostro cargado de cólera que Dorian portaba, arrojó sobre el caro suelo su mochila harapienta y obsequió a Daphne una sensual sonrisa, muy similar a la que ella solía portar cuando le tocaba trabajar.
Sin embargo, esta vez, sus labios estaban unidos en una fina línea carente de amabilidad, su afilada ceja oscura estaba alzada en lo alto de su frente. Sin lugar a dudas, Daphen Moon estaba furiosa.
—No te asignaron ningún trabajo de campo, y de ser así, aún no recibí ninguna notificación—palabras frías y cortantes salieron de los labios de ella.
Luca balanceo el peso de su cuerpo, a un lado, Dorian lo observaba desde las sombras igual que un perro guardián preparado para atacar.
—Claro que no, yo mismo me asigné al caso. Estuve revisando información al respecto y noté que es una situación muy delicada, prefiero monitorear todo de cerca—contestó él intentando sonar igual de cortante que ella.
Daphne lo observó de forma meticulosa, sus oscuros ojos logrando leer todo su ser, incluso la mentira implícita en su vaga excusa.
El atractivo joven de cabello castaño se preparó para la mordaz respuesta.
Pero el frívolo rostro de ella se aplacó, su postura se relajo, pasando del combate al reposo.
—Está bien, pero no podrás hacer trabajo de campo. Lo tienes prohibido después de todo—contestó ella cruzando los brazos por delante de su busto.
Luca le dedicó una coqueta sonrisa al tiempo que guiñaba su ojo.
—Que tragedia, deberé pasar mis días encerrado en este palacio sobre las nubes—ronroneó el atractivo joven, ella se limitó a reír en respuesta al mismo tiempo que negaba con su cabeza.
—Disculpen que los interrumpa, pero ¿Desde cuándo mi departamento se convirtió en un refugio para indigentes?—gruñó Dorian avanzando un poco más hacia ellos, observando al nuevo inquilino con desdén.
Luca captó la indirecta del millonario al instante, sin embargo, al igual que Daphen, había sido entrenado para no responder ante los instintos primitivos de pelea. Después de todo, los agentes de "Besos de Medianoche" eran maestros de la manipulación y el engaño, las palabras eran su mayor arma.
Irguiendo la espalda, tanto que le causó dolor, Luca se acercó a Dorian, con una sonrisa socarrona dibujada en su atractivo rostro, y con exagerado aburrimiento dibujado en sus ojos, extendió su mano hacia él.
—Mi nombre es Luca Lee, soy el íntimo informante asociado de Daphne—dijo él con malicia, sus palabras meticulosamente pensadas para medir al hombre frente a él. Esperó con paciencia el apretón de regreso pero Dorian lo observó con asco y repudio—puedes tomar mi mano sin problema, con esta no me rasqué el trasero.
Esto último, hizo que el rostro del joven millonario hirviera de rabia ante tal falta de respeto, sin embargo, unos pasos más allá, Daphne se ahogó con una risa.
—Bueno ahora que ambos se conocen, pensemos dónde ubicar a Luca—dijo ella observando a ambos con ojos cansados, al parecer aquel día había sido demasiado largo.
—Yo opto porque duerma en el estacionamiento, puedo darle una manta vieja si tiene frío—ronroneó el joven de cabello tan negro como la noche mientras pasaba a su lado, colocándose entre medio de Luca y Daphne.
Aquel gesto no pasó desapercibido por el atractivo agente, quien parecía disfrutar, provocando al millonario.
—Tengo una idea mejor, ¿Qué tal si dormimos los tres en tu enorme cama? Podríamos hacer una especie de pijamada los tres. Te propondría otra cosa pero al parecer a ti te gustan las rubias—contestó Luca, con una sonrisa felina en su rostro mientras observaba a Dorian adoptar un color rojizo.
Estaba incómodo, al parecer sus sospechas no estaban erradas, sin embargo aquello solo significaba una cosa. Uno de los tres acabaría con el corazón roto.
Luca solo suplicaba ser él y no Daphne quien terminara destruida.
—Bueno muchachos, mientras ustedes libran su batalla de masculinidad, yo buscaré una copa más…al parecer, esta noche será muy larga—dijo ella resignada al tiempo que caminaba hacia la cocina.
Dorian la siguió con la mirada, igual que un cachorro buscando a su madre; aún así, cuando volvió su rostro hacia Luca, cambió por completo su semblante. Esta vez, era un lobo feroz quien lo medía.
Consciente de aquella atención letal puesta sobre él, caminó por el lugar con aires confianzudos, observando el ostentoso departamento con desdén.
—¿Por cuánto tiempo piensas quedarte aquí?—gruñó por lo bajo Dorian a sus espaldas, en una frecuencia que solo ellos dos pudieran oír—No eres bienvenido en este lugar.
Luca espero a que terminara de hablar antes de girarse hacia él, su rostro, por primera vez, carente de una sonrisa y sin rastro de amabilidad.
—No soy ningún estúpido, se que no te agrado y tú tampoco a mí, creeme cuando te digo que preferiría estar en cualquier lugar menos en esta jaula de oro—contestó el león de pelaje castaño.
Dorian no demostró dolor ante la real acusación en relación a su "hogar". Ignorando aquellas palabras caminó unos pasos más cerca de aquel agente, con el mentón en alto y la espalda firme.
—Entonces ¿Cuál es el verdadero motivo de tu presencia? Porque no me creo que vinieras para ayudar a Daphne con el trabajo—gruñó Dorian, sus ojos de un azul tan profundo como el océano, y a su vez, peligrosos como el filo de la escarcha.
Luca no se acobardó ante aquel pobre intento por intimidarlo, bien sabía el diablo con la cantidad de personas peligrosas que había lideado a lo largo de su trabajo.
Sin embargo, su largos días de trabajo, le habían enseñado a leer a las personas y entender las emociones que desencadenan las acciones, similar a un efecto mariposa. Dorian se sentía amenazado por el propio Luca, aquello solo podía significar dos cosas.
Que se sentía inferior en relación a su estatus de vida, lo cual el agente desestimó, teniendo en cuenta que su única posesión valiosa era una mochila vieja, rota y sucia.
La otra opción, era que se sentía inferior respecto a su relación con Daphne, lo cual parecía totalmente lógico.
Fué entonces que decidió encarar la situación desde otro lugar, después de todo, su único interés era mantener el corazón de Daphne sano, el suyo propio era algo secundario.
Verdad por verdad, aquello le pareció lo más lógico para comenzar aquella relación. Algo tan simple y común, que estaba seguro, Dorian, no acostumbraba a tratar.
—Estoy aquí para asegurarme de que no lastimaras a Daphne—escupió el león, manteniendo la mirada en alto.
—¿Quién eres tú, su ángel guardián?—respondió Dorian, sus dientes tan apretados que amenazaban con estallar.
—No Dorian, yo soy el ángel de la muerte, y juro que encontrarás un mal final si la haces sufrir—amenazó Luca, sus palabras tan monótonas y lineales, que erizaron la piel del cuello de Dorian.
—Ella es importante para mí, nunca la lastimaria—contestó el millonario de cabello oscuro ofendido, intentando apagar la cólera que hervía su sangre.copy right hot novel pub