▪︎ LILLIE ▪︎
Miro mi alrededor para cerciorarme de dónde me ha traído. Efectivamente es una habitación, muy amplia, pero con poca luz, las ventanas están tapadas con las largas cortinas y solo alumbra las lámparas de las mesillas que se encuentran junto a la cama. Los tonos al parecer son oscuros, no es la alcoba en la que suelo dormir desde el tiempo que he estado aquí, esta es más diferente, el espacio es más sobrio y opacado, tanto que no se puede apreciar.
Dante da vueltas como León enjaulado, después de haberse alejado, da pasos y pasos en el mismo lugar mientras se pasa constantemente la mano por el cabello.
¿Qué le sucede?
El entorno se vuelve hacer tenso y pesado, no sé porque me trajo a este sitio y nos a encerrado aquí solos. Y no sé porque se comporta así, que es lo que lo tiene tan así.
Me siento en la cama y abro la boca para decir algo, pero me congelo en mi sitió cuando lo escucho hablar.
—¡¿Hasta cuándo dejarás de preocuparte por los demás?! —su voz es potente, hasta retumbar en mi interior —¡¿Hasta cuándo maldita sea?!
Se detiene para verme, sus ojos los clava en los míos. Su mirada me estremece, puedo notar su frialdad y furia en ellos. ¿Es eso lo que tanto le molesta?
—A ti que te importa lo que yo haga, si quiero o no preocuparme por los demás es asunto mío. —respondo airada.
Él no es nadie para decirme si debo o no angustiarme por alguien.
Gruñe en respuesta, volviendo a pasar su mano por su cabeza y su rostro.
—Eres tan terca, exasperante e ingenua —masculle —que me desesperaras hasta irritarme.
Es el colmo que tenga que seguir aguantándolo hasta insultarme. No me quedaré aquí para escuchar sus groserías sobre mi persona.
—Y tú eres un maldito infeliz, que desde que te conocí no has hecho otra cosa más que arruinar mi vida —le regreso el ataque —Eres mi peor error.
Sus ojos se oscurecen cuando lo contraatacó con mis palabras. No me importa que enfurezca más, no dejaré que me utilicé a su antojo.
Quiero mostrarle que no le tengo miedo, quiero hacerle creer que sus palabras no afectan nada en mí.
Él solo muestra una sonrisa de lado.
—Solo falta que tú te lo creas —se acerca con pasos lentos y cortos —Porque yo ya se el significado de esas palabras, ¿pero tú estas segura de ello?, se que las sabes, pero te quieres hacer la dura conmigo.
Le echo una mirada de desafío, debo mostrarme fuerte, no vulnerable, que no note lo que todavía provoca en mí. Pero es complicado hacerle creer lo contrario cuando ya sabe la verdad de los hechos, no es fácil engañarlo.
—No sé de qué hablas —respondo de mala gana.
—Tú sabes perfectamente de que hablo —dice muy seguro y con arrogancia —Lo único que no sabes y no aprendes, es obedecer. Deberías ir haciéndole caso a tu amiga.
—¿Sí verdad?, como empezando por el primer consejo que me dio hace unos meses —fijo mis ojos en los suyos —Cómo no fijarme, y alejarme del peligro Diablo.
Su aspecto cínico cambia a uno serio. Quizás no le gustó lo que escucho.
—Dudo que eso pase —dice en un tono indudable, con su voz profunda que me sobre salto por la estremecidas que provocó —Se muy bien que no te soy indiferente y también se lo que aún hago provocar en ti —inclina un poco su cuerpo y se acerca a mi oído —Puedo asegurar a que en este momento estás deseando que te tome y te haga mía, como lo hice otras anteriores veces.
Su aliento cálido y suave roza mi oreja, haciendo que me estremezca más que antes. No debo caer, no puedo dejar que haga conmigo lo que le plazca.
Aunque muera de ganas porque me tome aquí mismo sin contemplaciones y sin ningún remordimiento, como lo hicimos varias veces antes de que se marchará.
《No, no debo dejarme llevar otra vez.》
Coloco mis manos en su pecho para alejarlo, logrando apartarlo un poco para así ponerme de pie e irme. Corro en dirección a la puerta para salir de ahí, pero antes de alcanzar a llegar soy detenida nuevamente por sus brazos, aprisionándome entre ellos y acorralándome contra la pared y su cuerpo.copy right hot novel pub