▪︎ LILLIE ▪︎
Era normal estar nerviosa, no era la primera vez que estaba en un consultorio y menos en una camilla de hospital.
Mis dedos se movían inquietos en mi costado. Estaba recostada en la cama del consultorio esperando a que el doctor colocara gel en mi barriga y pudiéramos ver nuevamente a los gemelos. Después de que me saco sangre para los análisis y envió hacerme las pruebas, recomendó un ultrasonido para ver si todo iba bien con los bebés.
Estaba de acuerdo con ello así que acepte, lo mejor era descartar cualquier problema. También moría de ganas verlos y escuchar de nuevo sus hermosos latidos. No me moví y dejé al médico hacer su trabajo.
Dante había cumplido con lo que dijo. A las ocho de la mañana ya lo tenía llamando frente a mi puerta, parecía que había madrugado y verlo allí de pie con un rostro relajado pero que mostraba algo de nervios, me dejaba desconcertada pero a la vez maravillada.
Creí que se iba a echar para atrás y que al día siguiente se arrepentiría de haberme dicho que me acompañaría. Pero no fue así, es encontraba de pie en la misma habitación, había venido conmigo y se había preocupado por nosotros.
Desde que me vio pregunto si me sentía bien, después me ayudó a bajar las escaleras con sumamente cuidado, sin contar como me ayudó a subir al auto y más tarde a bajar cuando llegamos. Es enserio, ni siquiera quería que caminara, había pedido una silla de ruedas en la entrada, cosa que me negué aceptar cuando me pidió que me subiera.
Sus cuidados eran muy exagerados, demasiado diría yo. Pero aún así me encantaba que se preocupara por nosotros, por sus hijos.
Se encontraba inquietó por el consultorio, daba pasos en el mismo lugar, si no se detiene desgastara el piso firme de la habitación.
El doctor coloca el pequeño instrumento en mi barriga y comienza a moverlo para todos lados, aún no los encontraba. Pero los movimientos bajan su ritmo cuando en la pantalla comienza a verse algo.
—Aquí están —anuncia el doctor, señalando la pantalla —El primero y el segundo.
Las palabras del doctor provocan la atención de Dante, fija sus ojos en el monitor.
—¿Lo que se ve son ellos? —pregunta, sus ojos están muy abiertos mientras se acerca. El médico asiente —¿Y están bien? —su tono es preocupante.
—Todo marcha a la perfección. Son unos pequeños muy fuertes, se aferran mucho a la vida. Serán unos niños muy necios.
—Eso sin duda, tienen de donde sacarlo —digo con una sonrisa.
Le echo una mirada a Dante, se encontraba asombrado viendo la pantalla. Sin esperarlo tomó mi mano y la acarició. ¿Podía ser que esto lo estaba conmoviendo? Era increíble verlo así y que no le estuviera importando mostrarse de esa manera.
El hombre rudo, arrogante y soberbio que conocí, no quedaba nada de él en estos momentos. Y lo estaba disfrutando mucho.
—Veremos si se dejan ver bien. No sé si quieran saber si son niñas o niños, porque deduzco que son gemelos.
Es lo mismo que yo me he imaginado todo este tiempo sabía que eran del mismo sexo, pero aún no estaba segura si eran niñas o niños.
—Nos gustaría saber ¿verdad? —giro para ver a Dante, él parece pensarse por unos segundos.
—No hace falta. Estoy seguro de que son varones —afirma sus palabras se escuchaban certeras.
El ginecólogo sigue con su tarea de conseguir algo, pero no logra dar con ello cuando niega.
—Lo siento, no dejaron que viéramos. Quizás para la próxima. Si no siguen siendo tan necios.
Con esa actitud de mis pequeños gemelos podía llegar a creer en las palabras de Dante cuando dijo que eran varones. Pero también podían ser unas princesas y sacar la necedad de su padre.
Mis ojos se comenzaron humedecer cuando escuchamos el latido de nuestros bebés.copy right hot novel pub