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(COMPLETA) Descubriendo El Placer

Capítulo 20

Luego de mi reunión con Lucas Zapata ocupo el resto de mi jornada terminando de leer la descripción de su obra y anotando detalles importantes para su corrección; cuando ya estoy guardando mis cosas para irme, Cloe irrumpe en mi oficina con su alegría característica.

—¿Y bien florecilla?, cuéntame, ¿cómo te fue con el nuevo cliente? —Me pregunta mientras se sienta encima de mi escritorio ganándose una mirada reprobatoria de mi parte.

—Estuvo bien, supongo.

—¿Supones?, ¿qué quiere decir eso?, ¿qué pasó? —Me dice acercándose a mí con un gesto de preocupación.

—Nada… Sólo son cosas mías, cosas tontas, Cloe; no me hagas caso —Intento restarle importancia al asunto.

—¡Ah no!, cosas tontas mi culo, anda dime, ¿qué pasa?

—El nuevo cliente… tenía algo que no sé, no me gustó, tenía algo que… Ni siquiera sé explicarlo, olvídalo sólo son impresiones mías, sabes que tampoco es que trate con muchos chicos; así que deben ser solo tonterías mías —Le digo mientras busco las llaves de la moto en mi bolso.

—Bueno, eso suele suceder a veces, sólo son malas energías chocando o algo así; además, no siempre nos puede caer todo el mundo bien, a mí por ejemplo, no me cae bien Marcie de “Hush Hush”, pero es porque la chica es una perra —Me dice encogiéndose de hombros y con un gesto serio que me hace reír.

—Hablando en serio, creo que estás loca. Además, no puedes comparar odiar a un personaje de un libro a que alguien simplemente no te cause buena vibra cuando lo conoces —Le digo cuando me recupero del ataque de risa que me causó su loca comparación.

—Está bien, lo siento, pero a lo mejor y es como dices y sólo es porque normalmente no tratas con muchos chicos. Mejor no pensemos más en eso y vamos que yo también me voy a casa justo ahora —Sigo a Cloe y cierro la puerta de mi oficina, para dirigirnos al ascensor, ya en el estacionamiento nos despedimos y cada una toma su rumbo.

En cuanto llego a mi departamento me tiro en el sofá de la sala y pienso en todo lo que sucedió hoy. Lo primero que establezco es que me declaro total y completamente adicta a los besos de Dylan y que me encanta pasar tiempo con él. Pienso que me estoy acostumbrando demasiado rápido a tenerlo en mi vida y eso puede ser malo para mi corazón y mis sentimientos, pues aunque él está siempre dejándome claro que quiere muchas cosas conmigo, aún me da miedo acercarme demasiado a él, todavía le tengo miedo al mundo así que prefiero irme con cuidado para protegerme a mí misma. Y, al parecer lo invoco con mis pensamientos pues mi celular suena y su nombre aparece en la pantalla.

—Dylan —Le digo en un tono bajito.

—Pequeña —Me contesta haciéndome estremecer con esa voz ronca y gruesa que me eriza toda la piel; en el fondo escucho ruido y voces masculinas.

—¿Cómo estás?

—Bien, destruido por la rutina de ejercicio, pero bien, aún estoy en el gimnasio, ¿y tú?, ¿cómo estás? —Me dice mientras que el ruido de fondo disminuye. —Ahora sí podemos hablar bien, estoy en la terraza del edificio—Dice en un tono bajo y seductor que me hace soltar un suspiro involuntario que hace que él me regale una de sus risas roncas, y una corriente caliente me recorre todo el cuerpo mientras siento que me sonrojo.

—Estoy bien, hace un momento llegué de la editorial y justo ahora pediré algo de comer para luego ducharme y acostarme; hoy fue un día agotador —Le digo mientras me acomodo mejor en el sofá.

—¿Puedo saber por qué terminó por ser un día agotador? —El interés está presente en su voz y yo empiezo a contarle lo de la reunión de última hora con el nuevo cliente, omitiendo el hecho de la mala espina que me dejo el chico.

Nos entretenemos como siempre hablando de todo y de nada y cuando estoy riéndome por uno de sus muy malos chistes escucho una voz masculina llamándolo, interrumpiendo nuestra conversación, escucho murmullos por unos momentos y luego la voz ronca y varonil de Dylan invade nuevamente mis oídos.

—A al parecer nos rindió mucho la conversación —Me dice con un tono de diversión en su voz.

—¿A qué te refieres?

—Esa voz que acabas de escuchar es de uno de los vigilantes del gimnasio; al parecer están por cerrar y necesitan que todo el mundo salga —Su voz hace eco y se escuchan nuevamente las voces de más hombres al fondo.copy right hot novel pub

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