Cuando empezamos a caminar detrás de ellos mi madre aprovecha para tomarme de gancho y empezar a hablar en voz baja. —Bueno, al parecer hoy no va a correr sangre —Dice dándole un apretón a mi mano.
—Y no sabes lo que me alegra mamá, Dylan es… especial para mí —Siento mi rostro arder ante la confesión que acabo de hacerle.
—Y se nota que tú para él también, cariño. Te mira de la misma forma en la que tu padre me mira —Me dice dejándome fuera de balance.
—Ay mamá, tampoco exageres; nos conocemos hace poco; dudo mucho que eso sea así, apenas y estamos aprendiendo el uno del otro —Intento calmar sus dotes de casamentera.
—Sé lo que te digo cariño, ese es tu hombre, y, ya sabes lo que dicen de las intuiciones de las madres.
—Sí, ya sé que dicen que siempre son acertados y todo eso. Creo que mejor vamos con ellos, no quiero que papá lo torture o algo parecido —Le digo después de saludar al poco personal que tienen mis padres en la hacienda.
—Bien, anda, vamos al patio trasero, lo dispuse todo para tener un almuerzo afuera, pero de haber sabido con tiempo que traías compañía hubiera puesto a tu padre a armar una rica barbacoa —Me dice mientras salimos al patio y vemos a mi padre y a Dylan sentados ya en la mesa y con vasos de lo que creo es limonada al frente cada uno.
—¿Crees que papá lo habría hecho sabiendo que mi compañía era masculina?
—Claro que no, pero yo lo habría chantajeado para hacerlo cambiar de parecer —Me guiña un ojo, haciéndome reír.
Cuando nos acercamos a la mesa mi padre y Dylan se ponen de pie al mismo tiempo para corrernos las sillas como si se hubieran puesto de acuerdo haciéndonos reír, mientras que ellos se miran y se encogen de hombros sin entender que nos sucede. Unos minutos después Juana, una de las empleadas más antiguas de la casa nos lleva el almuerzo y también le presento a Dylan pues le tengo mucho aprecio y quiero que lo conozca; la conozco desde que era pequeña y es una mujer muy carismática y amable; luego de haberle insistido que almorzara con nosotros y de ella negarse rotundamente la dejamos ir. Todo fluye de manera tranquila y conversamos un poco sobre el trabajo que realizaba mi madre como maestra de universidad y mi padre como médico cirujano antes de que se jubilaran juntos. Cuando creo que saldremos bien librados de este almuerzo mi padre me demuestra que las cosas con el nunca son tan fáciles.
—Y ¿cómo es que se conocieron ustedes dos? —Dice mi padre en un tono que intenta ser casual, fallando notoriamente.
—Por medio del trabajo —Le respondo y al final Dylan y yo terminamos contándoles sobre nuestra peculiar forma de conocernos (omitiendo el hecho de que lo apuñalé con una tachuela ya que no quiero que mi padre me desherede), después de eso terminamos hablando del concurso; pero mi padre no se da por vencido fácilmente, cuando ya hemos terminado el almuerzo y estamos degustando un rico postre de milo que nos ha hecho Juana, vuelve de nuevo al ataque.
—Así que hablando de todo un poco, Dylan —Dice mi padre en un tono calmado y haciendo una larga pausa antes de seguir hablando cosa que hace que mamá y yo nos miremos en alerta pues sabemos que va a sacar el papá oso que lleva por dentro. — ¿Qué intenciones tienes tú con mi pequeña e inocente hija? —Dice en un tono mordaz y serio.
—¡Papá!
—¡Ben, por favor! —Gritamos mi madre y yo al mismo tiempo, pero mi padre nos ignora y sigue mirando a Dylan, quien entrelaza nuestros dedos por debajo de la mesa y nos regala una mirada tranquila.
—Señor Brooks, puedo decirle con total y completa sinceridad que las mejores; quiero llegar muy lejos con ella, es más, en el camino hablamos del tipo de relación tan bonita y especial que comparte usted con su esposa y le propuse buscar algo así.copy right hot novel pub