Cuando Dylan estaciona frente a mi edificio ya ha caído la noche y como al parecer ninguno de los dos quiere despedirse aún, nos quedamos hablando un poco más en su auto.
—Sabes… —Le digo tímidamente acomodándome en el asiento para mirarlo directamente a la cara. —Te he contado sobre mi familia y mi infancia pero tú no me has dicho nada de la tuya —Me arrepiento de lo que he dicho en cuanto noto como su mandíbula se tensa sutilmente al terminar mi pregunta indirecta sobre su familia; cuando estoy a punto de desviar el tema él me interrumpe relajando su postura y tomando mis manos entre las suyas.
—Bueno, qué te puedo decir… tengo tres hermanos, el mayor es Frank, la menor Elisa y Matías y yo somos los del medio, somos mellizos —Me dice dejándome totalmente sorprendida. —Mi madre era dueña de una casa de modas muy reconocida, no sé si aún lo sea y mi padre fue militar, pero un accidente hizo que tuviera que jubilarse más pronto de lo esperado y no sé a qué pueda estar dedicándose en estos momentos, la verdad —Me dice con amargura tiñendo su voz.
—Lo siento si te hice sentir incomodo con esto; no tienes que contarme más, no quiero ser entrometida —Le digo apretando su mano, ya que pude ver que el tema no le hizo mucha gracia.
—No, yo quiero que sepas de mí, no quiero que sientas que estás con un extraño, es sólo que no es de mis temas favoritos. Yo… viví con mi familia hasta mis diecinueve años, luego me fui para empezar a labrar mi propio camino.
—Oh, estabas bastante joven; ¿puedo preguntar por qué lo hiciste? —Le digo cautelosamente, el da un gran suspiro soltando mis manos y creo que he ido demasiado lejos.
—Es una larga historia así que, ¿qué te parece si aprovechamos y vamos por algo de comer? —Su repuesta me devuelve el alma al cuerpo, pensé que se iba a cerrar conmigo sobre su historia de vida. Luego de que le conteste con un asentimiento él baja del auto y lo rodea para ayudarme a bajar; caminamos tomados de la mano hasta el pequeño restaurante en el que cenamos el día de nuestra cita, pedimos una mesa en un rincón tranquilo del local y después de ordenar nuestra comida Dylan me mira fijamente, toma mi mano y sigue con su historia.
—Yo siempre fui el más soñador de mis hermanos y mi padre nunca vio eso con buenos ojos, pues para él en casa todo debía ser cumplido según la mentalidad que le dejó el ejército. Los problemas empezaron cuando mi padre nos impuso a todos estudiar algo que tuviera que ver con servir al gobierno, a la patria y todas esas cosas. Él mismo nos inscribió a Matías y a mí en la carrera de criminalística a pesar de que le manifesté mi desacuerdo con su decisión.
» Te lo juro Sophie que intenté ponerle ganas al estudio, pero no tenía motivación, la carrera no me gustaba y simplemente me sentía muy presionado por mi padre; mi hermano si le echaba ganas y más empeño, pues estaba acostumbrado a seguir los mandatos de mi padre pero yo quería poder pensar por mí mismo y hacer lo que quería, no lo que él me imponía.
» Luego del primer semestre empecé a revelarme contra mi padre silenciosamente. Comencé a gastar mi tiempo en otras cosas, me volví el casanova de la universidad, ya no me interesaba por mis estudios, la verdad estaba más concentrado en las fiestas de la fraternidad —Detiene su relato cuando el mesero se acerca con nuestra cena y cuando ya estamos comiendo sigue.
—Después ya no lo ocultaba, pues no mostraba ningún interés por seguir las órdenes de mi padre, a pesar de que sabía que tarde o temprano él se daría cuenta de lo que estaba haciendo.copy right hot novel pub