Modo oscuro
Idioma arrow_icon

(COMPLETO) Las crónicas de Aralia (2): Reina

XL

Después de aquella conversación decidí que Axel tenía razón y que debíamos olvidarnos de lo que pasó y seguir con nuestras vidas, con mi entrenamiento. Axel solo era mi instructor. Llevar aquellos pensamientos a la práctica fue lo más duro.

Me di cuenta aquella tarde, cuando Axel y yo fuimos al gimnasio para hacer los ejercicios del día. Los entrenamientos eran cada vez más duros, pero mi cuerpo se estaba adaptando bien. El cazador no me miró a los ojos ni una sola vez. Me daba consejos o me hacía correcciones, pero nada más. Me sentía fatal, pero no podía hacer nada. Un fuerte dolor en el pecho me hacía soltar el aire de golpe cuando se giraba para no verme, cuando miraba al suelo o cuando sus ojos dorados se clavaban en algún punto fijo, fingiendo estar distraído o pensando en sus cosas.

La tarde fue muy dura, creo que para ambos, pero estaba decidida a no empeorar las cosas. Axel quería olvidar aquel beso y yo iba a complacerlo. Era lo mejor para todos. Axel se enamoraría de otra mujer que lo mereciera, que fuera para él, y yo podría estar con Eiden.

Aquello me hacía preguntarme dónde estaría el lobo y qué estaría haciendo. No sabía si seguiría buscándome o se habría cansado ya de hacerlo. Aunque, por lo que tenía entendido, los lobos no dejan ir a sus mates jamás. Y menos el alfa de una gran manada, como lo era Eiden. No, el lobo estaba por allí, seguro. Lamentaba muchísimo no poder salir a su encuentro y volver a abrazarlo, pero tenía que seguir con aquel plan. Todo saldría bien y después... se acabó.

Tras el entrenamiento de la tarde me dirigí a la biblioteca para saludar a Kendall. Estuve hablando con él un rato y después fui a mi habitación para ducharme y cambiarme de ropa. Luego se me ocurrió bajar a por algo de comer y así saludaba a Alec y a los demás. Hacía mucho que no los veía. No me hacía mucha ilusión tener que encontrarme con Jona, pero algún día iba a pasar. Además, no estaba dispuesta a perderlos a todos por él.

Inspiré profundamente y caminé hasta el comedor, donde ya todos estarían cenando. Creo que no me había sentido tan incómoda en mi vida. Todos dejaron de hacer lo que estuvieran haciendo en aquel momento cuando entré por la puerta para posar sus ojos sobre mí. Algunos me miraban con respeto, otros con admiración y unos pocos con curiosidad. Caminé lo más tranquila que pude hacia la comida y cuando hube llenado mi bandeja me dirigí a la mesa donde estaban los chicos sintiendo todas las miradas aún sobre mí.

—Al fin te dignas a bajar a vernos —sonrió Alec cuando estaba a punto de sentarme junto a él—. ¿A qué debemos este honor?

—¿Por qué me mira así todo el mundo? —le pregunté yo mientras miraba de reojo a todos los cazadores de alrededor.

—Te ven diferente —me dijo Aitor—. Ahora ya todos saben que eres la cazadora suprema. Todos esperan mucho de ti y...

—Y no creen que pueda estar a la altura —completé la frase—. Pues tendrán que tener un poco de fe, me temo.

Mis ojos se dirigieron al hermano mudo y después a un chico moreno que había al otro lado de la mesa: Jona.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio