Aisha, se supone que tendría que tolerar la presencia de aquella mujer, cuando era obvio que no la soportaba, al menos era obvio para ella, pensó Ivette. Se prendía del brazo del Príncipe sin ninguna vergüenza, le hablaba con familiaridad, dejando claramente que existía entre ellos algo más que una simple amistad, ¿y ahora ella estaba allí?
Según tenia entendido, ella era la hija de un importante Emir, del cual sus tierras colindaban con las fronteras de Norusakistan, lo cierto es que Aisha, no era su persona favorita en el mundo y es que se sentía arder en coraje cada vez que veía como ella lo miraba. . . con esa estúpida adoración, que se juró que sus propios ojos jamás reflejarían.
Nazir, volvió acompañado de Aisha, quien llegaba con un escotado vestido negro, ¿no se supone que en sus tierras no deberían vestirse tan descaradamente?, además traía una pequeña tiara sobre su cabeza y un enorme collar o lo que fuese en el cuello, que aparentaba ser muy pesado, seguramente si se lo ponía ella, se iría de boca, además su cabello largo suelto, sus ojos maquillados de negro otorgándole misterio en su mirada y los labios de un rojo intenso. Apretó los dientes con fuerza.
Era realmente hermosa.
-Buenas tardes- saludó con una hermosa voz- Excelencia, Majestad- hizo una reverencia ante Zabdiel e Isabella.- Alteza- lo miró directamente a los ojos y una picara sonrisa le iluminó el rostro- Hayffa, que placer saludarle. Buenas tardes espero todos estén bien.
-¡Qué gusto verte, Aisha!- le dijo Isabella- adelante, toma asiento- Por mi que se quede toda la vida de pie. Pensó Ivette, con amargura.
-No te esperaba para hoy- Zahir le dedicó una enorme sonrisa - Imbécil, mujeriego. ¿Cómo le sonreía así a esa mujer cuando estuvo a punto de besarla en el pasillo? ¡Infeliz mujeriego!
-Ya sabe que me gusta sorprenderle, Alteza- le dijo con descaro y Zabdiel frunció un poco el ceño.
-¿Cómo están sus padres, señorita?- le preguntó El Jeque.
-Muy bien, Excelencia. Gracias por preguntar. Mi madre está en casa y mi Padre, ha salido a atender algunos negocios. Espero mi visita no sea inoportuna- se giró sonriente hacia los ingleses.
-Para nada- aseguró Suseth- es un placer verle de nuevo.
-Muchas gracias, señorita Cooper- le sonrió- señor Penfoll, que bien se ve usted- Suseth, frunció un poco el ceño.
-Muchas gracias, señorita- le sonrió este- usted está realmente hermosa, es bueno verle.
-Gracias. . .Señorita Ivette, ¿cómo está usted?
-Maravillosamente- le sonrió con falsedad- hemos tenido un perfecto viaje y al fin podemos conocer a Nael.
-Oh si, nuestro futuro Jeque. Es un bebé encantador- dijo dulcemente- todo un Mubarack, es muy atractivo.
-Así es- respondió Ivette- es muy dulce.
-Es mi sobrino- aseguró Zahir con orgullo, dando a entender que al ser su familiar, debía tener todas esas características.- Y dime querida Aisha. . . ¿te quedarás?- ¿QUÈ?, quiso gritar Ivette, pero conteniéndose, a fin de cuentas no estaba en su casa.
-Si no hay ningún inconveniente, me encantaría. En palacio son unos perfectos anfitriones y me complace tener amistad con la familia, además, el viaje ha sido un tanto agotador.
-¡Por supuesto que no hay problemas, querida Aisha!- la voz de Hayffa, sonó llena de alegría e Ivette pensó por primera vez desde que al conociera, que ella no le agradaba mucho.
¡Cálmate Ivette!-se reprendió-¡Los malditos celos te están consumiendo!
-Muchas gracias Hayffa, siempre tan amable.
Después de conversar largo rato, se dispersaron con la finalidad de atender ocupaciones antes de la cena. Como Nael, dormía los ingleses se retiraron a sus habitaciones.
Ivette, se dejó caer con pesadez sobre la cama, los ojos le picaban, pero se negó a llorar, Zahir no lo valía, era tan mujeriego y. . . contrajo los labios. No le gustaba aquella mujer, le caía realmente mal.
-No seas idiota, Vetty- se dijo con pesar- lo que tienes son celos, porque sabes que entre ellos hay algo. –suspiró pesadamente.
Un llamado a la puerta la sobresaltó. Se sentó de golpe en la cama.
-¿Quién es?
-Somos nosotras Vetty- la dulce voz de Isabella, llegó hasta ella- Su y yo, queremos que hablemos. . . conversación de chicas, ya sabes- Ivette, volvió a suspirar.
-Adelante- las dos rubias entraron sonrientes y se sentaron en la cama, luego cada una tomó una almohada y se acomodaron despreocupadamente.
-¿Sigue dormido Nael?- preguntó Ivette.
-Sí- Isabella sonrió- pero no debe tardar mucho en despertar con sus exigencias reales, se pone de malas cuando tiene hambre.
-Qué feliz te ves, Bella- le dijo sonriendo.
-Lo estoy Vetty, venir a Norusakistan fue la mejor decisión de todas.copy right hot novel pub