Ivette, se sentía petrificada.

¿Esa era una manera de asumir que la quería?

¿Cómo debía sentirse exactamente?

¿Feliz, porque guardaba esperanzas?

¿Dolida, porqué no lo sepa con exactitud?

¡Todo era tan confuso!

-¿No dirás nada?- le preguntó con ojos desesperados- solo es una propuesta Ivette. . . sé parte de mi mundo. Ayúdame a saber si es amor, y si resulta serlo, ayúdame a ser un hombre digno de que tu lo ames. No un mujeriego, no un don Juan, no un descarado como me dices. Ayúdame a ser el hombre que querrías en tu vida, pero sobretodo, ayúdame a enamorarte. Si resulta que no es amor y no sientes nada por mi, al menos habrás ayudado a un Príncipe desesperado a encontrarse con una nueva faceta de si mismo. Sé que esta mal ser débil, mostrarme así de vulnerable siendo quién soy, pero. . . no soy el mismo desde que te conozco- se acercó a ella y se inclinó, arrodillándose frente a ella y tomándole ambas manos mientras lo miraba fijamente.- di algo Ivette, ¡Por Alá!, di algo.

-Yo. . . yo. . . – se soltó y se puso en pie, respirando con dificultad- yo. . . me siento confundida. Nunca, ni en mil años imaginé que podrías venir aquí y decir todo esto- respondió con voz temblorosa, sintiendo extrañas emociones agitarse en su pecho.

Zahir, la observó desde la misma posición inferior en la que estaba. Para muchos seria humillante, para él, quien estaba desesperado por descubrir lo que sentía, solo era un pequeño precio a pagar.

-Ivette. . .

-Yo no confío en ti- le dijo y él la miró con dolor, para ponerse en pie.- quizás solo sea un capricho, quizás solo sientas frustración porque no has podido tenerme.

-No lo sé- aceptó- aunque no lo creo, te juro que lo que siento es extraño, pero poderoso.

-No es suficiente.

-Por eso te pido ayuda, te pido que seas parte de mi mundo y yo del tuyo, que nos conozcamos, que veas más allá de las simples apariencias lo que soy realmente Ivette- la miró suplicante.

-Lo siento Zahir, pero no te creo. No puedo hacerlo, me cuesta demasiado trabajo.

-Lo sé- suspira con pesar- pero al menos dame el beneficio de la duda, déjame intentarlo, no me niegues la oportunidad. He venido desde Norusakistan, solo para decirte como me siento, he hecho este viaje solo por ti, ceo que eso me hace al menos un uno por ciento creíble.- tenía razón, pensó Ivette, él había viajado tantos kilómetros de distancias, solo para verla. Quizás tuviese razón.

-No lo sé- dudó- yo. . . – él se acercó a ella y sorpresivamente la tomó de la cintura, acercándola a él.

-Necesito solo una oportunidad- susurró junto a su boca e Ivette pensó que así no podía pensar, no teniéndolo tan cerca y oliendo esa embriagadora fragancia.

Zahir se acercó al lóbulo de su oreja y lo besó, luego besó su cuello, dejando un largo rastro de beso hasta su mandíbula, mientras que ella suspiraba, intentando mantener los ojos abiertos.-¿Qué sientes Ivette?, ¿es solo deseo?

-Yo. . . no lo sé. Nunca. . . nunca había deseado tanto a alguien- confesó en medio de pequeños gemidos, mientras las anchas y grandes manos del Príncipe, se deslizaban por sus costillas.

-Pues- besó su mejilla y acercó nuevamente la boca al femenino oído, logrando que Ivette, se estremeciera de pies a cabeza-ya somos dos con el mismo sentimiento.

Se alejó y la observo con una sonrisa. Se sorprendió enormemente cuando Ivette, le rodeó el cuello y lo besó. Al principio sus bocas se encontraron con suavidad, con dulzura y paciencia, para luego explotar en una búsqueda desesperada de satisfacción. Sus labios luchaban hambrientos, sus lenguas se encontraban con desesperación.

Ivette, enredó sus delicados dedos en aquel cabello y lo oprimió más contra ella.

Zahir, se aferró con más fuerza a aquella cintura, queriendo pegarla a él y no separarse jamás.

Él sintiendo que la vida se detenía en aquel instante, que cambiaría toda su vida solo por ese momento.

Ella, pensando que no se podía sentir todo aquello y seguir vivo, de seguro moriría de placer en sus brazos, en el fondo se sentía tonta porque sabía que estaba cediendo.copy right hot novel pub