Ivette, abrió los ojos intentando controlar la respiración.
¡La habían descubierto!
¡Y ella que pensaba que estaba dormida!
Se giró con lentitud, intentando no temblar y rogando porque su cara no estuviese roja. Allí estaba su hermana mayor, mirándola fijamente.
-Yo. . . Eh. . .
-¿Tú?. . . ¿Eh?- le preguntó enarcando una burlona ceja.
-Pensé que estabas dormida, Su.
-Si, eso es evidente- se cruzó de brazos- ¿me darás una explicación?
-Suseth. . .yo. ..
-¡BASTA DE BALBUCEAR, IVETTE COOPER!- de acuerdo, la había llamado por nombre y apellido, eso era síntoma de que estaba enojada.
-Lo siento Su, es que. . .
-¿Qué hacía el Príncipe, en tu habitación?
-Él. . .vino a verme- Suseth elevó una ceja.
-Eso es obvio, no soy idiota- le dijo muy seria.
-Es que. . . ¡no hicimos nada malo!
-Yo no he dicho que fuese malo- una cínica sonrisa se dibujó en su rostro.
-Solo veíamos una película y nos hemos quedado dormidos. Hemos despertado y tu has llegado, me ha dado vergüenza y le he pedido que esperara para que se fuese sin ser visto- admitió roja de vergüenza.
-¡Como un Príncipe ladrón!
-Claro que no, Su, no ha robado nada.
-Al parecer si, por unos momentos pensé que se había llevado tu lengua. Ahora pienso que quizás, robó otra cosa. ¿Me dirás que sólo veían películas y dormían?- preguntó frunciendo el ceño.
-Si, así es- respondió con el rostro enrojecido.
-¡No te creo!- le espetó.
-¡Es la verdad!- gimió Vetty.
-Vamos Vetty, es un mujeriego endiabladamente sexy, en tu habitación y, ¿solo veían película y dormían?
-Así es, no tengo porqué mentirte, si hubiese pasado algo más lo admitiría- dijo intentando convencerse.
-Entonces, ¿No se acostaron?
-No del modo en que insinúas. No pasó nada.
-¿Ni un beso?
-Si, eso si- suspiró avergonzada- nos besamos.
-¡Vaya! -Suseth, comenzó a reír.
-No sé qué pensar del Príncipe. ¿Vino hasta aquí solo por besos?
-Vino a que habláramos. Oye, ¿no estabas dormida?, cómo me descubriste?
-La verdad es que comenzaba a dormirme pero me había dado sed, así que salí en busca de un vaso con agua y cuando iba llegando a la cocina escuche el extraño sonido de las llaves, me giré y los vi. Sencillamente no podía creerlo, ¡El Príncipe, en tu habitación!, lo reconocí de inmediato, es imposible confundir a ese hombre. ¡Santo Dios!
-¡Estás prometida!- le dijo frunciendo el ceño, algo celosa.
-¡Prometida, no ciega!- dijo riendo.- ahora, ni creas que te libraras de esto. Vamos a tu habitación a que me cuentes exactamente lo que vino a hacer el príncipe. Me muero por saberlo todo.
Veinte minutos más tardes Suseth, la veía con la boca abierta.
-Es la declaración más extraña que he escuchado, Vetty.
-No es una declaración, está confundido.copy right hot novel pub