Estaba en el octavo mes de mi embarazo. A solo una semana de mi Cesárea. Debía admitirlo, me sentía más nerviosa que nunca.
Al fin, después de tanto dolor cumpliría mi sueño de ser madre y, lo mejor de todo, podría hacerlo al lado del hombre que amo.
Cameron yo teníamos una relación fuerte, la confianza entre ambos era infinita y el amor siempre estaba presente. Yo no lo había pedido, ni lo había querido; pero es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, luego de mi hija claro, Cameron fue un hermoso regalo de la vida, la prueba viva de que el amor se construye y, cuando está bien fundado, llega a ser inigualable.
En esos días, me había tornado un tanto depresiva y con miedo. Todo proveniente del trauma que sufrí con Stella.
No quería perder a Charlotte.
Eso me causaba mucho miedo y tristeza al recordar que no tenía a Stella conmigo.
La última semana, Cam, me había consentido más que nunca, no sé que habría hecho sin su apoyo y su ayuda. Solo él sabía cómo tranquilizarme.
Por otra parte, estaba feliz de que Kaimy al fin saldría de rehabilitación. Se esperaba que le dieran el alta en esa semana o al menos dentro de 15 días.
Yo ya me había hecho a la idea de que no estaría en el nacimiento de mi hija.
Esa noche, Cameron llegó del trabajo con un enorme oso de peluche para Charlotte. Me encantó el look metalero del peluche; me llevó treinta segundos notar que era él y el oso no era oso, sino una cebra.
Reí y Cameron me volteó a ver preguntándome si lo notaba.
Asentí y sonreí, las sonrisas eran común desde que vivía con Cameron; pero no eran sonrisas cualquiera, eran de esas que demostraban una enorme felicidad.
¡Lo amo! Estoy locamente enamorada de él, ese simple hecho era un motivo para sonreír.copy right hot novel pub