Era un viernes, creo que sí, no llevaba cuenta de los días.
Entre menos tiempo pasara pensando en ellos, mas rápido pasaría mi sentencia.
Benjamín ya había nacido. En realidad, nació a los pocos días de que ingresé a la cárcel. Para este entonces ya estaría cumpliendo los tres meses.
Kaimy seguía en prisión, una especial para madres con bebes recién nacidos. Era un gordito de ojos azules como los de su padre, imagen y semejanza de Anderson.
Charlotte ya había aprendido a caminar, aun se tambaleaba y era insegura. Siempre al verme olvidaba el miedo y corría hacía mi.
Esa tarde, recibí una visita algo diferente.
Me senté en la cabina, viendo a Teylor sentado al otro lado del vidrio.
¿Qué hacía él ahí? ¿Por qué me había venido a visitar?
Su rostro era sereno, como de un amigo no la de un enemigo.
Tomé el teléfono, dudosa, y no dije nada, simplemente, esperé a que él hablara. Al parecer, hablarme de frente era un paso difícil para él.
La guerra entre Biel, Teylor y yo aun no terminaba, estaba muy lejos de terminar. El simple hecho de intentar hablar con él pacíficamente era extraño.
“Teylor”, dije con un tono de pregunta y extrañes.
“Nina”, dijo y sonrió nerviosamente.
Los papeles aquí estaban equivocados. Él era el que debía estar en mi lugar, con esposas en los tobillos y ropa naranja. Por todas las veces que abusó de mi, por todas las veces que nos maltrató.
“¿Qué haces?”, pregunté totalmente perdida. Intentando saber que era lo que pasaba por su mente al visitarme.copy right hot novel pub