Luego de unos cuatro días de tener a Stella en casa, las cosas se habían puesto algo... distintas.
Charlotte jamás me había dado problemas, ella era muy tranquila; pero con Stella en casa las cosas habían cambiado radicalmente.
A diferencia de Charlotte, Stella era muy problemática, inquieta y sumamente mojigata.
Charlotte peleaba con toda su alma a Cameron, no dejaba que Stella se le acercara demasiado. Sus celos por su padre tuvieron una subida drástica, podía gritar con todas sus fuerzas cada vez que Stella pretendía pasar tiempo con Cameron.
Además de que peleaban por la habitación, la ropa, los juguetes, la comida.
Peleaban por todo menos por su madre, debo admitirlo, me hacía sentir algo... excluida por mis hijas. Pero tal vez era porque sabían que yo era algo que no tenían más opción que compartir.
Cameron era muy bueno haciendo de mediador entre ellas, tenía un poder sobre mis niñas, uno que ni yo tenía.
La sangre Kantor y la Ferguson definitivamente no se llevaban.
Luego de bastante tiempo de luchar por un punto de paz entre ellas, Cameron y yo nos decidimos a simplemente no hacer nada. Sin nuestras mediaciones, ellas no tendrían más remedio que aprender a convivir, quisieran o no.
Era interesante verlas gritarse, pelearse y revolcándose en el piso. Mientras, Cameron y yo estábamos sentados en el sillón, con un tazón de palomitas. Mirándolas con atención. Casi como si fuera una película de acción.
Lo sé, nos hacía ver como malos padres. Pero ya habíamos hecho de todo, estresarnos por ello solo causaría más tensión, mas enojo y terminaríamos pelando nosotros también.
Le enviaba mensajes de texto a Kaimy que me preguntaba por los acontecimientos en mi casa, protagonizados por mis hijas.
Luego de un rato me dijo: “Tráeme a Stella, yo la obligo a comportarse”.
Yo reí al leer en el mensaje. Por alguna razón, Stella le tenía pavor a Kaimy, si le decía que la dejaría en su casa, lloraría hasta hacer que yo cambiara de opinión.copy right hot novel pub