Modo oscuro
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Cuando los sueños son más que fantasías

Carta 6:

Ese día decidí comprobar por mi misma que Biel me engañaba; quería ver con mis propios ojos como entraba a ese fino prostíbulo... O como fuera que se llamara.

No tenía licencia de conducir, ni sabía manejar. Pero aun así me atreví a tomar el auto y manejarlo hasta ese lugar. Me senté en el estacionamiento y esperé a que llegara el momento; después del trabajo aparecería por aquí y le darían las tres de la noche, bebiendo y cogiéndose a sus amigas.

Yo que pensaba que él era distinto a Teylor, pero no era así. Desde que ambos llegaron a California, se habían vuelto unos niños mimados, caprichosos y mujeriegos. Tanta fama al fin había terminado por subírseles a la cabeza mientras Lear y Hackett, su baterista, continuaban desaparecidos; viviendo apenas decentemente. Me había dado cuenta de ello. Me mantuve en contacto con Lear, éramos buenos amigos para ese entonces.

Al fin, después de dos horas de constantes sorbos de café, los vi llegar el su tan soñado Audi. Me puse furiosa al ver a Teylor tomando los brazos de aquellas dos rubias mientras Kaimy estaba sola, cargando con seis meses de sus genes en el vientre.

Hacía bastante tiempo que no la veía feliz, yo tampoco lo estaba, aunque no le decía nada a Biel o Teylor de que estaba al tanto de sus engaños, no sabía si Kaimy lo sabía; una vez intenté decirle y se negó a creerlo. No le había dicho nada más desde aquel entonces.

Biel no tardó en seguirle, una chica salió a recibirlo, creo que sobraba decir la manera en que se saludaron. En aquel momento me vi a la necesidad de voltear mi estomago; bajé del auto y vomité en la arena.

Un “¿Estás bien?”, no dudó en hacerse presente a mi lado.

No necesité levantar mi cabeza para saber de quién se trataba; hizo a un lado su cámara y me dio una botella de agua, la cual rechacé.

No entendía por qué este chico seguía siendo amable conmigo. Yo lo único que quería era ahorcarlo en ese preciso instante.

¿Por qué no publicaba sus fotos en su página web y ya? ¿Qué quería de mí?

Intenté volver a mi auto pero él me lo impidió, tomándome de la muñeca; reaccioné en defensa y una vez más le di un puñetazo, esta vez fue tan fuerte que pude escuchar como su nariz crujió.

Volví a mi auto y salí de ahí a toda velocidad; no me importaba si chocaba, todos mis sueños se derrumbaban, todo era una maldita pesadilla.

Llegué a casa y cerré la puerta eufórica.copy right hot novel pub

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