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Cuando los sueños son más que fantasías

Carta 5:

Cierta mañana recogía la ropa sucia de todos, empacándola para llevarla a la lavandería. Tenía bastante ropa de los tres: Kaimy, Teylor y yo. Solamente me faltaba la de Biel.

Sinceramente, me encantaba mi papel de esposa y aunque Biel me la ponía fácil contratando una sirvienta una vez a la semana, me gustaba darle mi toque personal; dejar las cosas como me gustaban.

Tomé las camisetas de Biel y las guardé en la bolsa; hechas un puño, no me molestaba en mirarlas. No quería ver con lo que podría encontrarme, me había resignado a ello. Él seguía siendo mío de todas formas.

Sin embargo, si me daba a la tarea de revisar las bolsas de sus pantalones, revisando si se le había olvidado algo en ellas. Acostumbraba a dejarme el dinero que encontraba, Biel lo olvidaba y así yo no tendría que pedírselo.

Yo no trabajaba en nada, cuidar mi casa era lo único que podía hacer. Kaimy si había optado por pedir un trabajo temporal en la disquera, con la ayuda de Teylor, logró conseguirlo. A ella no le gustaba pedirle nada a Teylor; yo vivía feliz con lo que Biel me daba, no necesitaba mucho. Igual, no me gustaba mucho que Kaimy trabajara, sentía que nos estábamos distanciando y odiaba eso.

Al meter la mano en una de las bolsas de Biel sentí varias cosas; fui tirándolas poco a poco en la cama: un billete de diez dólares, una caja de chicles, un encendedor y por ultimo... un empaque de condón vacío.

No es necesario mencionar lo que sentí al mirarlo; el azúcar se me bajó totalmente y la sangre se me subía a la cabeza.

Juraría que si en ese momento hubiese entrado a la habitación lo golpearía con todas mis fuerzas. Lo había usado y sabía perfectamente que no era conmigo; nunca los usábamos, no se lo permitía.

Como me hallaba sola en la casa solo acaté a gritar con todas mis fuerzas. Respiré constante e insistentemente intentando tranquilizarme.

Terminé de empacar la ropa que llevaría a la lavandería y llamé un taxi para ir hasta allá; dejé mi paquete y me marché. Para matar tiempo, me dirigí al centro comercial. Después de comprar varias cosas que necesitaba decidí tomarme un tranquilizante y tres tazas de café, mientras zapateaba el piso en conflicto conmigo misma, ¿qué se suponía que haría? ¿Lo enfrentaría?

No, no podía hacerlo.copy right hot novel pub

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