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CUÁNTO TIEMPO

Capítulo 28: Discusión

—¿Tampoco te importa perder algo en el proceso? —Elizabeth dijo con calma.

Aurora se encogió de hombros,

—¿Qué he perdido? ¿Tu respeto?

—Nunca has llegado a tenerlo.

—Pues no entiendo qué más he podido perder —Aurora sonrió.

—El bebé.

Hubo un silencio de repente.

Al ver que Aurora no respondía, Elizabeth se acercó, miró fijamente a los ojos de Aurora y la obligó a mirarla.

—¿Es verdad lo que dijiste de no estar embarazada? ¿Usaste el embarazo para conseguir tu futuro feliz? ¿O desde un principio todo fue una mentira para conseguir lo que quieres?

Aurora se asustó por el repentino interrogatorio de Elizabeth, pero fue solo por un momento, porque vio una figura familiar que apareció de pronto.

Aurora gritó de repente mientras estiró la mano para tirar de Elizabeth, pero esta reaccionó y retrocedió.

Así que Aurora no llegó a tocar nada, de repente se dio la vuelta y cayó hacia atrás, golpeando el equipo de rehabilitación que había al costado antes de caerse al suelo.

Todo sucedió en pocos segundos. Cuando Elizabeth vio que Aurora se caía, el sudor frío empapó su espalda porque sintió un mal presentimiento.

—¡¿Que estás haciendo?! —Un grito con ira llegó desde su espalda como esperaba. Era la voz magnética que recordaba todas las noches.

Antes de que Elizabeth pudiera girar la cabeza, la tiraron violentamente hacia un lado, se golpeó contra las máquinas de rehabilitación, y la comida que llevaba se esparció por todo el suelo.

Elizabeth se sujetó la cintura adolorida por el golpe, giró la cabeza y vió que Declan estaba enojado.

Declan ayudó a Aurora a levantarse y dijo preocupado,

—¿Te has hecho daño?

Aurora miró a Declan con nervios, luego miró a Elizabeth con miedo, y dijo,

—No, estoy bien…

Declan frunció los labios, apretó los puños y soltó una risa ironica.

—¿No has visto que está herida? —preguntó el hombre con voz fría.

Elizabeth conocía mejor que nadie su expresión de enfado, sabía que ahora estaba conteniendo su ira.

Algunos pacientes que pasaban por ahí los miraron con sorpresa, hasta unos se pararon a contemplar la escena

«¡Guau! Dos mujeres que se pelean por un hombre, ¡qué interesante!», uno de los espectadores pensó.

A Elizabeth no le importaban las miradas ajenas, solo sentía que el frío estaba invadiendo todo su cuerpo, desde su corazón hasta la punta de cada uno de sus dedos.

«Dice que no he visto las heridas de Aurora, pero… ¿qué hay de mí? ¿Alguien ha visto mis heridas?»

Elizabeth apretó los dientes con fuerza, se limitó a confrontarse con el silencio, sabía que su explicación no serviría de nada, así que guardó silencio.

Su estupidez la llevó a caer de nuevo en la trampa de Aurora.

—Habla, ¿eres tonta? —Declan alzó la voz.copy right hot novel pub

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