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CUÁNTO TIEMPO

Capítulo 31: La portada de todos los periódicos

—¡No olvides la apuesta que hicimos en el acantilado! —le gritó Aurora—¡Solo me quiere a mí! ¡Es mejor que dejes de pensar en lo que no te pertenece!

Elizabeth detuvo sus pasos.

—La apuesta la hiciste por tu cuenta… —Elizabeth hizo una pausa antes de continuar— Tengo que dejarte claro que no tengo la intención de volver con mi ex, así que lo que has dicho no tiene sentido.

Lo que quería decir era: «Ya no lo quiero, es todo tuyo».

Aurora estaba furiosa, le temblaba la mano que sujetaba el vaso, ¡no vaciló para arrojarle el agua a Elizabeth!

Sonó un fuerte grito, pero no era Elizabeth.

Mónica apartó su pierna rápidamente. Lo más astuto era no dejar rastro de que ella había hecho tropezar a Aurora.

Aurora no esperaba que Mónica apareciera repentinamente, con el tropiezo el agua se desparramó encima de ella, enseguida sintió que le ardía la piel. Por suerte para ella, el vaso no era recién servida, de lo contrario se habría quemado.

Elizabeth se puso delante de Mónica, esta asomó la cabeza por detrás de ella y preguntó con una sonrisa,

—¿Aurora? Ay, mis disculpas, me resbalé por el suelo resbaladizo.

—¡¿Que te resbalasté?! —Aurora agitaba ansiosamente su ropa de paciente a la vez que gritaba— ¡Al menos ponme una excusa que tenga más lógica!

—¿Qué, no tiene lógica? —Mónica miró al suelo y luego la miró con una sonrisa.

Aurora se quedó embobada porque se dio cuenta de que era lógico que el suelo estuviera resbaladizo por el agua que había ella misma había derramado.

Aunque fuera a sacar los videos de vigilancia, tampoco serviría de nada, después de todo, ella había arrojado el agua antes de que Mónica le hiciera tropezar.

—¡Espera y verás! ¿Crees que no puedo hacerte nada? —Aurora gritó enojada mirando a Mónica.

Elizabeth extendió su mano con calma, el teléfono que tenía en la mano tenía una luz roja.

Hubo un silencio durante un rato.

La luz roja seguía parpadeando, entonces Aurora se dio cuenta que le estaba grabando, inconcientemente esquivó su cámara, se cubrió la cara y dijo,

—¡Elizabeth! ¡¿Qué estás haciendo?!

—Una estrella famosa quiso arrojar agua caliente a la gente, se sospecha que tiene alguna enfermedad mental. Una chica que pasaba intentó detenerla, pero a cambio recibió su amenaza.

Elizabeth guardó el video, sonrió y dijo,

—¿Qué te parece este titular? Cuando te apetezca, me avisas, en cualquier momento puedo hacer que seas la portada de todos los periódicos.

Esta amenaza era sin duda la más eficaz, porque en las veces anteriores no contaba con pruebas. Como figura pública, lo que más temía era la opinión pública.copy right hot novel pub

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