Romeo la miró y no dijo nada. El camarero trajo el menú y se lo entregó a Elizabeth.

Elizabeth se lo entregó a Romeo,

—No sé qué pedir, tú conoces mejor este restaurante, pide tú.

Romeo se sorprendió al ver la expresión tranquila de Elizabeth. En el pasado, ella se peleaba por pedir la comida, ya que tenía una obsesión con la comida deliciosa. A menudo buscaba por las zonas aledañas para encontrar un lugar donde servían platos ricos y luego se lo recomendaba con entusiasmo.

Pero ahora… muchas cosas habían cambiado. Por ejemplo, no quedaba rastro de sus cachetes regordetes. Así que cuando la vio antes, Romeo no se podía reconocerla.

Elizabeth vislumbró la expresión de Romeo y sonrió,

—¿Por qué me miras así? ¿No me reconoces o qué?

Él asintió con la cabeza y dijo,

—Sí, no te reconozco.

—¿A que sí? A mí también me parece que ha cambiado mucho… —Mónica respondió— Ahora es más seductora, aún no me he acostumbro a verla estos días…

Elizabeth entendió lo que querían decir.

—Después de todo han sido siete años, no es igual que irse siete días.

Elizabeth se encogió de hombros y dijo, —Además, todo el mundo está cambiando constantemente, nadie puede garantizar lo que será mañana.

Todo el mundo tenía que madurar. La única diferencia era que algunas personas maduraban con el tiempo y otras lo hacían por problemas de la vida.

Su tono tranquilo parecía estar diciendo que ella no era quien pasó por “los problemas de la vida”.

—Ahora que has vuelto… —Romeo finalmente hizo la pregunta que tanto quería hacer— ¿Te vas a quedar en Ciudad Río? ¿O solo te quedarás por un tiempo?

Elizabeth no esperaba que Romeo le hiciera esta pregunta. De lo que recordaba, Romeo ponía poco interés en la mayoría de las cosas, solo tenía obsesión por la medicina. Aparte de temas relacionados con su profesión, nada podía llamar su atención.

—Me quedaré aquí —dijo Elizabeth—. De momento no me he planteado irme.copy right hot novel pub