Carolina dijo embarazosa,

—Reconozco que se me ha pasado algunos errores en el documento, pero no te lo he puesto en la mesa a propósito, seguramente se ha colado junto con otros archivos.

Ahora la situación era obvia, no era prudente enfrentarse con Elizabeth, lo mejor era librarse de la culpa; no obstante, su argumento para librarse de la culpa le quitaba puntos a su ímpetu. Parecía que había perdido en este enfrentamiento.

«No pasa nada, me he quedado con lo de esta vez. Encontraré una oportunidad de devolvértela… Elizabeth, reza por no caer en mis manos».

Los ojos de Elizabeth seguían fríos, lo que obligó a Carolina a mirar el archivo con la cabeza gacha.

Después de un largo rato, dijo:

—¿Así que fue sin querer? —Todas sus emociones estaban en estas palabras, había desprecio, desdén, amenaza.

Carolina cerró los ojos. La ira y el miedo invadieron su interior. Si hubiera sabido que Elizabeth era un tipo tan difícil de tratar, no se la habría provocado.

Admitió que debido a los rumores sintió que Elizabeth no era una buena persona. Por eso quiso molestarla y pensaba que, si al final quisiera saldar las cuentas, tampoco se atrevería a hacerlo con ella; después de todo, no muchos tendrían el valor de regañar a una veterana.

Pero Elizabeth le había demostrado que tenía ese valor.

Todos guardaron silencio, esperando lo que haría Elizabeth.

—Entiendo que todos tengamos momentos de despiste.

Elizabeth inclinó la cabeza. Cuando todos pensaban que iba a dejarlo pasar, de repente volvió a levantar la voz,

—Pero espero que este tipo de despiste pueda evitarse… También espero que haya menos gente despistada.

Ella miró hacia su oficina. Y todo el mundo siguió su mirada para ver el montón de documentos colocados sobre la mesa, entonces se pusieron pálidos. Comprendieron las palabras de Elizabeth.

La expresión de Carolina era todo un espectáculo. Elizabeth la miró de reojo antes de caminar hacia su oficina.

—Al parecer la abogada Elizabeth tiene quejas con la cantidad de trabajo —Una voz fría sonó de repente en la tranquila oficina.

Todos voltearon la cabeza para mirar a la alta figura que acababa de entrar, no pudieron evitar pensar que los sustos de este día eran demasiados… La abogada Elizabeth acababa de perder los estribos, ahora vino el presidente, ¡¿qué maldito día estaban teniendo?!

Declan seguía tan impasible como siempre, después de echar un vistazo a la gente de la oficina con los ojos entrecerrados, dejó caer la mirada en Carolina.copy right hot novel pub