Aurore sintió el alma volver a su cuerpo al reconocer la voz que le había susurrado al oído. Dejó de forcejear, aún en la oscuridad se volteó al sentir que liberaba sus muñecas, y lo abrazó lo más fuerte que pudo, la tranquilidad volvió poco a poco a ella, cerró los ojos entreabriendo los labios para tomar aire al sentir que la rodeaba con sus brazos.
–¿Cómo me haces esto? –Murmuró aún más cansada que antes por causa del forcejeo, con el rostro pegado a su pecho sentía cómo la mecía–. Tenía mucho miedo...
Apartó su cabello, para dejar su cuello al descubierto, sus labios besaron esa área estremeciéndola, pero eso la relajó más.
–Nunca más estarás en peligro, pequeña...
–Estás muy mojado. –Tocó su ropa confirmando que estaba empapado–. ¿Dónde estabas? ¿Qué es este lugar?
–Espérame aquí un momento.
Quiso separarse de ella, pero se pegó a él.
–No, no me dejes sola...
–Princesa, tengo que encender la luz.
–No hay, llevo mucho tiempo buscándola.
–¿Cómo que no hay luz? –Oyó su risa burlona.
–¿Y tú cómo te puedes reír? ¡Estaba muerta del susto! ¡Me dejaste sola! –Exclamó con enojo.
Aún en la oscuridad otra carcajada la hizo saltar en el lugar, se apartó de él cruzándose de brazos como si la estuviera viendo.
–Eres un odioso... –Susurró con una mueca.
Un grito ahogado salió de su garganta al sentir sus brazos llevándola hacia él por los costados, intentó apartarlo sin nada de éxito.
–Eso no fue lo que me dijiste en el hospital esta tarde. –Su aliento chocó contra sus labios, y eso le arrancó la respiración.
–No me acuerdo de lo que dije. Y quítame las manos de encima, vanidoso.
–¿Vanidoso, yo? Ni de lejos. Soy la modestia en su máxima expresión.
–Estoy muy enfadada, así que suéltame...
–Podría jurar que ahora mismo tienes un puchero en los labios, esos que haces cuando te quieres ver enojada.
–Pues no es así... –Mintió.
Sentía su bata más floja, su mano viajó hacía el nudo de esta comprobando que lo habían desatado. Jadeó silenciosamente al sentir sus dedos en la área del cabello, entrecerró los ojos notando que se entrelazaban en el echando su cabeza hacia atrás, ahora el aire caliente ventilaba sobre su cuello.
–¿Te recuerdo lo que me dijiste? ¿Y cómo me quisiste proteger? –Depositó un beso húmedo en una de sus comisuras, tan cerca de los labios que fue una tortura.
–Arrogante... –Murmuró con la voz sumamente afectada.
–Has hecho sufrir demasiado a este arrogante durante estos meses, ¿qué debo hacer ahora?
–Lo siento... –Dijo en un susurro al sentir que apretaba más el agarre de su cabello, su espalda se curvó dándole pasó, su boca hizo un camino desde su barbilla hasta el valle de sus senos, que se habían asomado por causa de la bata aflojada, su nariz le producía cosquillas en el recorrido que realizaba–. Q‐quería hablar sobre eso contigo...copy right hot novel pub