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Destino Inevitable

XLVII. Acechados.

Aurore y Ámbar se encaminaron a la barra, el barman parecía conocer bien a su amiga.

–Rafael, ¿qué tal estás? –Le preguntó Ámbar sonriéndole, a simple vista se podía ver la confianza que había entre ellos.

–¡Pero bueno, a quién tenemos aquí! La miss del baile, llevas un tiempo sin venir. ¿Dónde estuviste?

–Ya sabes, la bendita universidad y el trabajo no me han dejado venir. ¡Pero ya estoy aquí, mi papi chulo! –Le dió un beso en la mejilla por encima de la barra–. ¿Y a que no sabes por qué estoy aquí?

–Dímelo tú, preciosa.

–¡Me gradué y estoy aquí para festejar! Por eso yo y mi amiga queremos algo para empezar la noche. ¡Vaya qué cabeza tengo! Ella es Aurore, mi mejor amiga. –El hombre le sonrió ampliamente y ella hizo lo mismo–. Y este hombretón de aquí es Rafael.

–Encantado de conocerte, hermosa. –Le dijo él analizándola de arriba a abajo, pero no de forma pervetida ni fuera de lugar, por lo que no se sintió incómoda.

–Igualmente, Rafael. Veo que ustedes son muy cercanos. –Les sonrió divertida–. ¿Son pareja?

Ámbar se carcajeó como sino hubiera un mañana, mientras que miraba al barman.

–¿Piensas que si lo fuera no lo sabrías ya? –Señaló a Rafael riéndose–. Él es mi segundo psicólogo después de ti, no tienes idea de los buenos consejos que da este hombre. A pesar se su apariencia de chico malo, es un trozo de pan. ¿Cierto que sí?

Rafael río ante sus palabras.

–Con las chicas hermosas sin dudarlo. A las damas hay que tratarlas como se les debe.

–¡Todo un caballero este macho! –Gritó Ámbar dejándose llevar por la música.

En el rostro de Aurore se dibujó una sonrisa de oreja a oreja, era casi automático cuando estaba con ella.

–Ahora sí, amigo mío. Dame mi trago favorito y otro para mi queridísima, Aurore. Que esta noche la mamasita que ves delante tuya lo necesita más que nunca.

–¡Marchando dos margaritas!

–¿De qué está hecho? –Preguntó curiosa Aurore viendo que mezclaba el líquido de varias botellas.

–¿Es una broma? –Contestó viéndola asombrado pero riéndose a la vez–. ¿Quién no conoce una margarita?

–Rafael, mi preciosa pero desafortunada amiga probó una vez en su vida el alcohol, tiene la tolerancia de un bebé al beber.

–¡Oye que estoy aquí!

–Lo siento. –Comentó intentando no perder un organo de la risa.

–Bueno, preciosa. Siempre hay una primera vez para todo, la margarita está compuesta sobre todo por tequila, triple sec y jugo de lima o limón. Pero yo tengo mi fórmula secreta.

–¡Ay no sabes! Una droga los cócteles de este hombre, una vez que los pruebas se vuelven un vicio y no puedes parar. Algo parecido pasa con el sexo, más si es un italiano tallado por los mismos dioses. –Le giñó un ojo de forma pícara.

Entendió perfectamente la indirecta–directa que le había mandado.

–Eso no me pasará.

–Espera a probarlo y verás.

Aurore rodó los ojos mientras ella estallaba de la risa, Rafael les puso en frente los cócteles y tenía una presentación maravillosa. Tomó la copa y bebió de sopetón el líquido. Cerró los ojos con fuerza por el sabor tan potente que sentía deslizarse por su garganta, era agrio pero dulce a la vez.

–¡Epa, de una te lo bebiste! ¡Si que lo necesitabas amiga, eh!

–Es tan dulce pero fuerte a la vez...

–Como la primera vez. –Entendió el obvio tema del que hablaba, su amiga no podía carcajearse más porque estallaba.

–¿No vas a parar, cierto?

–¿Por qué? Yo hablaba de la primera vez bebiendo el coctel. ¿Quieres otro? Te veo bien, parece que no te está haciendo tanto efecto.

–Eso espero. Sí, quiero otro. Me encanta el sabor, nunca antes había probado algo igual.

–Entonces, no te hago esperar más. ¡Marchando una margarita para la flor!

Rafael divisó una evidente tristeza en su mirada después de haberla llamado de esa manera.

–Aurore, ¿te molestó la forma en la que te llamé? Discúlpame si fue así.

–No, para nada. Perdóname tú por hacerte pensar así, no me molestaste en lo absoluto. Mi mamá siempre me llamó así, hasta el día de hoy.

–Lo siento mucho. ¿Falleció?

–En ocasiones pienso que eso habría sido menos doloroso pero fue algo peor, ella me traicionó y me odia, ¿puedes creerlo? –Su voz se escuchó cada vez más débil.

–Vaya…lamento mucho oír eso.

–Rafael, estoy cansada de lamentarme y dejarme llevar por ese agujero negro.copy right hot novel pub

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