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Destino Inevitable

LIII. Sentimientos.

Aurore sintió que su corazón palpitaba demasiado rápido, temía que se pudiera escuchar. Por unos momentos pensaba que las palabras que había escuchado procedían de su imaginación pero aquellos ojos de color avellana sumamente intimidades y cubiertos por aquel brillo que se hacía aún más potente transmitían un sentimiento sincero.

–¿S-sanar mis heridas? –Tartamudeó un poco, daba gracias a dios de que pudiera emitir algún sonido.

Él entrecerró los ojos sonriendo, se apoyó en el reposacabezas del asiento sin desviar su mirada de ella.

–Aurore, seré directo. –Paró para aclararse la garganta–. Jamás pensé decirle esto a una mujer, yo…

Ella lo vió atenta sin pestañear, la curiosidad crecía al verlo tan nervioso. Sus manos seguían sujetas por Alessandro y por un momento sintió un temblor procedente de él. ¿Estaba alucinando?

–¿Tú…?

Alessandro la vió olvidando cualquier palabra al conectar con aquellos ojos, era inexplicable la belleza que poseía. Carraspeó de nuevo mirando las manos que sujetaba.

–Aurore, me gustas demasiado. –Soltó mirándola intensamente.

Ella se quedó paralizada en el sitio, esperaba cualquier cosa menos eso. Su corazón se movía con mayor ímpetu, sentía que no faltaba nada para que saliera de su pecho. Se había quedado sin palabras, no sabía qué decir.

–¿No dirás nada? –Preguntó curioso al ver que se sumaba en un profundo silencio, aunque su mirada y el vivo color de su rostro hablaban por sí solos.

–¿Te estás burlando de mí?

–¿Tengo cara de querer burlarme de ti, Aurore? ¿Acaso no ves lo que provocas en mí cada vez que te acercas o estás a mi lado?

–Tú mismo dijiste que…

–Sí, lo sé. Soy consciente de ello, te dije que jamás te tomaría para algo serio y…

–Y que nunca serás un hombre para una sóla mujer, ¿te acuerdas?

Alessandro sonrió divertido al ver lo seria que se encontraba Aurore.

–Y ya te dije que yo no soy así, a mí nunca me gustarán esas cosas, no creo poder aceptarlo nunca. Yo quiero una relación de verdad, que sea…

–Lo seré. –Dijo serio con voz decidida.

–¿Qué? –Preguntó confusa.

–Seré tuyo, Aurore.

Ella tragó saliva gruesamente al escucharlo, podría jurar que era más que visible el ardor de sus mejillas, ¿estaba soñando?

–No, no estás soñando. –Dijo él aguantándose la risa.

Aurore abrió los ojos avergonzada desviando la mirada, lo había dicho en voz alta…

–Y tú también serás mía, Aurore. –El sonido de su susurro provocó infinitos escalofríos por todo su cuerpo.

Elevó de nuevo la vista hacia él.

–¿Quién te asegura que lo seré? –Preguntó haciendo un gran esfuerzo en que no se notasen sus nervios.

Alessando dejó viajar su mirada a sus labios, y volvió de nuevo a sus ojos, podía leer en ellos y estaba seguro que ella también deseaba besarlo.

–¿No lo serás? –Preguntó esbozando una maliciosa sonrisa.

–Quieres jugar conmigo…

Estuvo a punto de apartar sus manos pero él tiró de ella haciendo que se acercara más, inclinó su rostro hacia él suyo a pocos milímetros de sus labios.

–Escúchame bien, no quiero jugar contigo. Si lo hubiese querido ya lo habría hecho pero no soy ese tipo de hombres.

–¿Entonces qué quieres?

–Enamorarte, Aurore. Quiero que seas mía, no tengo la menor idea de qué brujería utilizaste conmigo pero aceptaré todo lo que digas o desees. Si quieres que sea sólo tuyo, lo seré hasta la muerte.

–¿H-hablas en serio? –Hizo la pregunta abriendo un poco más los ojos.

–¿Necesitas que lo repita? –Susurró sobre sus labios, la miró con vehemencia. Besó su mejilla para después inspirar su aroma–. ¿Por qué hueles tan bien, Aurore? Haces que pierda la cabeza…

Ella sintió ese calor que se propagaba por su vientre bajo cuando suspiró y besó su piel.

–Estás loco, Alessandro…

–Sí, sí lo estoy. –Depositó un pequeño beso en la comisura de sus labios–. Pero es tu culpa.

Aurore apartó un poco su rostro para encontrarse con un Alessandro que se veía vulnerable, estaba agitado y era como si ella tuviera el control en él.

–¿Qué pretendes, Alessandro? Ya no quiero sufrir más…Estoy cansada de sentir una decepción tras otra decepción, no estoy segura de poder soportar otra desilusión. Te pido que no juegues conmigo si es ese tu plan. –De repente sus ojos se empañaron por las lágrimas que aparecían.

Alessandro tomó su mentón haciéndola verlo.

–No tuve ni tendré esa intención, entiendo que pienses eso después de lo que te dije y la forma en la que te traté. Pero fue por el hecho de que me torturaba tenerte cerca y no poder ser aquel hombre que deseabas tener. Yo…–Soltó un suspiro agotado–.copy right hot novel pub

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