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Destino Inevitable

LIX. Sorpresa.

Aurore sintió que sus labios tocaban algo cálido y muy blando, pensó que estaba soñando, llevó sus dedos a esa cosa aún con los ojos cerrados. Su ceñó se frunció cuando pequeños besos eran dados en su dedo índice. Los entreabrió y cerró varias veces con confusión, la primera imagen fue la de su dedo siendo besado tiernamente por unos rosados y carnosos labios, elevó la vista y vió a aquel seductor hombre, sus rasgos definidos se lo comprobaban cada vez que lo veía, era el hombre más atractivo que había visto en su vida, con aquella mirada tan penetrante y pícara los recuerdos empezaban a volver a su memoria. Él sonrió al ver el rubor que comenzaba a teñirse en ese hermoso y natural rostro.

–Buenos días, hermosa. –Sin quitar la vista de ella mordió levemente el dedo que seguía sobre sus labios.

Aurore no pudo contener más aquellos ojos tan enigmáticos e intimidantes, los acontecimientos vividos la noche anterior no ayudaban mucho al color de sus mejillas. Se cubrió el rostro con el edredón, sin embargo no sabía si hacía mejor o peor al ver el musculoso cuerpo de Alessandro totalmente desnudo bajo este, sus ojos viajaron a su miembro y pudo ver la evidente erección que tenía. Los cerró al sentir su cara arder.

–Vamos, ¿no le darás ni los buenos días a este pobre hombre? –Preguntó divertido.

–Buenos días...–Mumuró avergonzada.

–No, así no. Quiero que me lo digas a los ojos. –Dijo en un susurro que se oía más cerca, por lo que supuso había arrimado su rostro.

–No...

–Bien, no saldrás de esta cama hasta que lo hagas. –Su voz se escuchaba más cercana.

Ella asomó solamente los ojos cubriendo todavía el resto de su cara, el rostro de Alessandro se encontraba prácticamente a unos milímetros del suyo, conectó de nuevo con su mirada.

–Si sigues actuando de esta manera no creo dejarte salir aquí, preciosa... –Acercó sus labios posicionándolos de forma que quedaran sobre los suyos besando la tela, hizo que ella abriera un poco los ojos en sorpresa.

Volvió a meterse de nuevo bajo el edredón.

–Lo haces a propósito. –Susurró sonrojada.

–¿Hacer qué?

–Avergonzarme...–Escuchó su ronca risa, sus mejillas se coloraron más.

–Sal y repítelo de nuevo. –Ordenó juguetón.

–No.

–Aurore...

–Ya dije que no...

–¿No lo harás? –Sintió sus manos acariciar su vientre, un escalofrío la recorrió.

–¿Q-qué estás haciendo? –Preguntó nerviosa.

–¿No vas a salir de tu escondite? –Su tono burlón la avergonzaba aún más, ante su silencio Alessandro empezó a producirle cosquillas, ella intentó zafarse de ellas riendo con ganas.

–¡Para! ¡No! –Gritó entre carcajadas, mezcladas con las de él que seguía torturándola.

–¿Así que no lo harás, eh? –Rió con diversión.

–¡Ya, por favor! ¡Alessandro! –Prosiguió hasta conseguir que ella sacara su rostro mientras se movía tratando de que parase.

Él al fin se detuvo, Aurore golpeó su pecho.

–Eso es trampa. –Volvió a golpearlo sonriente.

–Auch...–Una mueca de dolor se reflejó en su rostro.

–¿Te hice daño, amor? –Preguntó preocupada.

–Sí, aquí...–Tomó su mano para ponerla sobre su pecho, en el lado izquierdo.

–Discúlpame, te golpeé muy fuerte. –Dijo acariciando la zona donde le señaló.

–Necesito que me beses, así se irá el dolor. –Él emitió un quejido, observó la inquietud en aquellos intranquilos y preocupados zafiros. Aurore besó con cuidado su pecho para después mirarlo.

–¿Así mejor? –Hizo la pregunta con un pequeño puchero, se sentía culpable.

–Otro aquí, todavía me duele. –Señaló sus labios con otra mueca, ella cedió besándolo con mucha suavidad y cuidado de no inclinarse sobre su pecho–. Siento que me duele demasiado, princesa...

–¿Será que sí te lastimé mucho? –Siguió tocando la zona preocupada. Subió su mirada hacia Alessandro cuando notó que una sonrisa burlona se dibujaba en su rostro, él la miró fijamente con ganas de reír al ver una mezcla de preocupación y confusión en ella–. ¿Qué te hace sonreír? ¿Ya te sientes mejor?

–Me hiciste mucho daño, mi amor. –Posó su mano sobre la de Aurore que seguía en su torso–. Tengo un fuerte dolor en el corazón, ya no sé si vivo para pensar en ti, o pienso en ti para poder vivir. –Notó cómo su mano temblaba bajo la suya, una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de ella perdiéndose en su mirada durante un largo momento, pero después pasó a enojo.

–¡Me asustaste! Pensé que te había herido de verdad. –Golpeó su pecho en venganza.

–Auch...Ahora sí me dolió. –La tomó por la cintura acercándola totalmente a él, Aurore sintió rozar algo duro con su muslo–. ¿Y esos tomates?

–¿Tomates? –Preguntó confundida.

–Tus mejillas. –Contestó riendo, las besó viendo que se ponían aún más rojas, el estrecimiento de Aurore hizo que viajara hacia sus labios embrujado, se adueñó de ellos, ya no era dueño de sus actos ni su cuerpo, reaccionaban por sí solos cuando tenían a aquella mujer cerca volviéndolo completamente demente por ella. Se separó de ellos aún con los ojos cerrados deseoso de más. Los abrió viendo que el rubor de Aurore aumentaba–. ¿Qué te hace sonrojarte así? –Besó la punta de su enrojecida nariz.

–Tu...Quiero decir, está...–Tartamudeó nerviosa.

Él sonrió entendiendo a qué se refería, le fascinaba verla así de avergonzada.

–¿A qué te refieres? –Hizo la pregunta haciéndose el desentendido.

A Aurore le dieron ganas de esconderse de nuevo, no sabía cómo decirlo.

–Está muy duro..copy right hot novel pub

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