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Destino Inevitable

LXXIV. Flor.

La luz de la madrugada traspasaba las cortinas, el ambiente era muy acogedor. Aurore entreabrió los ojos lentamente, ya que los sentía extremadamente pesados, al igual que todo su cuerpo. Su mejilla tocaba algo blando y cálido, cuando logró abrir por completo los ojos y aclarar su vista admiró el torso desnudo de Alessandro, notó su rostro más caliente al elevar su vista y admirarlo dormido, el edredón sólo cubría la mitad de su cuerpo. Sus brazos la rodeaban, y ella yacía sobre su pecho. Frotó sus ojos confusa, fue allí cuando se observó a sí misma y vio que solamente estaba en ropa interior, pero esta era diferente y de otro color. Sintió su frente húmeda, se llevó la mano a ella topándose con un paño húmedo, recordó lo que había ocurrido en el día de ayer, ya no tenía fiebre, ni todos los malestares de los que sufrió.

Las imágenes de aquellas pesadillas pasaron por su cabeza, ya no soñaba con Rose, sino con otra mujer de la cual no lograba ver su rostro, ese accidente se veía tan verdadero, la pregunta que había evadido hacia eco en su cabeza, ¿sería real todo eso? Suspiró mirando de nuevo a Alessandro, y la curiosidad fue más allá, no pudo detener que su mano viajara al borde del edredón con el objetivo de saber si estaba desnudo o no, pero llevaba ropa interior, sonrió inevitablemente al darse cuenta de la cosa tan pervertida que había hecho.

–¿Esperabas encontrarte con otra cosa? –Su tono ronco y burlón estuvo a punto de provocarle un mini infarto. Subió la vista hacia él, sin saber qué decir, aquella mirada la intimidaba.

Aurore se levantó de la cama caminando hasta el sillón, intentando tapar su enrojecido rostro, se volteó aclarando su garganta, no se atrevía a verlo.

–S-sólo miraba...–Cerró los ojos intentando pensar en algo pero a buena hora su imaginación le venía a traicionar de esa forma–. Eh...

Él reprimió sus incontrolables ganas de reír, se levantó también y dio varios pasos en su dirección.

–¿Qué mirabas? –Preguntó admirando su redondo y exitante trasero, se acomodó el miembro en sus bóxers, el simple hecho de mirarla lo descontrolaba.

–Miraba mi vientre, eso es...–Todavía de espaldas sonrió victoriosa con su buena respuesta.

–¿De verdad vas a utilizar a nuestro hijo? –Su voz sarcástica calentaba más sus mejillas.

–Eso no es cierto...

–Volteate, yo también quiero verlo.

–Por qué no mejor te vas a cambiar y después vienes a verlo, ¿sí?

Dio un brinco en el lugar cuando sus manos se deslizaron por su cintura, y se posaron en su barriga. Su cuerpo estaba tan cerca del suyo que podía sentir su aliento en su cuello, mordió sus labios para silenciar un jadeo. Era impresionante que simplemente con tocarla provocaba todo eso en ella.

–Estás más hermosa que nunca, princesa...–Sus labios rozaron su cuello y eso la descontroló.

–Alessandro, te estás aprovechando...–Odiaba ser tan débil con él.

Él la giró para encararla, y tomó su mentón.

–¿Tienes la menor idea del miedo que tuve ayer, Aurore? ¿Qué fue lo que pasó?

–El doctor tiene razón. –Dijo suspirando–. Estoy segura de que todo lo que dijo es verdad.

–¿A qué te refieres?

–Esas pesadillas son reales, Alessandro. Puede parecer extraño, pero creo que no son sueños...–Paró de hablar, bajando la vista mientras suspiraba–. Sino recuerdos, que mi mente no termina de identificar ni entender.

Un largo silencio se asentó en el lugar, ella lo vio de nuevo a los ojos, y él la observaba con atención, como si estuviera dudando en decir algo o no.

–¿Qué sucede?

–Alístate y baja a desayunar, vendré a por ti más tarde, para llevarte a un lugar.

–¿Un lugar?

–No preguntes, pequeña testaruda.

Él acercó su rostro al suyo, Aurore tragó saliva al tenerlo tan cerca. Besó su frente para después soltar un suspiro de alivio.

–Bien, la fiebre ya no está. –Retiró un mechón de su cabello para dejarlo detrás de su oreja–. No vuelvas a asustarme así, porque te haré pagar por ello. –Con su pulgar acarició su labio inferior mirándola intensamente.copy right hot novel pub

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