Capítulo 506
Luis miró a la joven con sus ojos empañados por el paso del tiempo y le confesó, “Cuando supe de tu existencia por primera vez, me sorprendí y me emocioné mucho. Melisa ha estado casada con Lamberto por más de veinte años, siempre se ha esforzado para ser perfecta tanto para Lamberto como para mi, por eso no tengo quejas para ella. Pero aquel día que llegaste a nuestra casa, como soy el que más peso tiene en este hogar, tenía que considerar los sentimientos de Melisa y Bianca. En un principio fui frío contigo y te hablé con dureza. Después me senti mal por
eso…”
“¿Me guardarás rencor, mi niña?”
Violeta se mordió el labio, levantó la vista y vio en el rostro arrugado del anciano un gesto de cariño, igual al que alguna vez le brindó su abuela ya fallecida.
Negó con la cabeza suavemente, “No…”
“¡Qué buena niña! Luis la agarró de la mano, complacido.
Violeta levantó su otra mano y también la tomo con suavidad.
Después de que Luis la retara a una partida de ajedrez, y al mirar la hora, insistió en llevarla a conocer a un viejo amigo. Aunque ella quería rechazar su propuesta, no se sentía tranquila dejando al anciano salir solo, así que finalmente asintió
“Señor, la Srta. Bianca ha llegado.
Al bajar las escaleras, un empleado se acercó con el anuncio.
Apenas terminó de hablar, se oyó una dulce voz femenina, “jAbuelo!”
Bianca entró cargada de regalos y paquetes. Al ver a Violeta, su mirada se endureció un poco. Entregó sus cosas a los empleados y se apresuró a tomar del brazo a Luis, “Mamá me pidió que te trajera más huesos y hongos. Voy a prepararte un caldo medicinal. La última vez dijiste que no te gustaba, así que le añadi unas bayas para que lo pruebes, ¿qué te parece?”
“Estoy feliz solo con tu preocupación, le dijo Luis con una sonrisa.
Dándose cuenta de que no se dirigían hacia la sala sino hacia la entrada, Bianca preguntó sorprendida, “¿Abuelo, vas a salir?”
“Mmm.” Luis asintió y, mirando a Violeta, añadio con una sonrisa, Voy a ver a un viejo amigo y ella me va a acompañar.” Bianca se sintió helada por dentro, pero mantuvo su sonrisa y se aferró más fuerte al brazo de Luis, “Abuelo, ¿por qué no me lo dijiste? ¡Yo podria acompañarte!”
“No te preocupes, Luis le dio una palmadita en la mano.
Insistente, Bianca continuo, “Entonces, abuelo, ¿puedo ir también? Cuantas más personas vayan contigo, mejor te podemos cuidar.”
Violeta apenas sonrió.
Luis pareció dudar un momento, pero al notar el gesto discreto de Violeta, finalmente nego con la cabeza, “No hace falta, Bianca. Acabas de decir que prepararás el caldo medicinal, ¿no? Perfecto, quédate y cena conmigo esta noche. Violeta me acompañará afuera.”
Para él, ambas nietas tenían un estatus similar.
Aunque había convivido más con una y le tenía más cariño, Violeta acababa de reconocer sus raíces y él quería compensar el tiempo perdido. Luis, en el fondo, deseaba que ambas nietas pudieran acompañarlo y llevarse bien, pero sabia que su relación complicada con el mismo hombre podía resultar incómoda.
Aunque Bianca estaba molesta, asintió con una sonrisa y los hoyuelos marcados en sus mejillas, “Está bien, abuelo, Cuidate mucho!”
Violets sabia que acompañaría a Luis a ver a un viejo amigo, pero no esperaba que se detuvieran frente a una cafeteria
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