¿-Qué? ¡Cállate tú! Aquí no hay lugar para ti.-
Julieta corrió hacia él con los ojos llenos de odio y empezó a maldecir señalando señaló la nariz de Ismael.
¿Qué más quería decir ese gafe? ¿No creía que había dado tanta vergüenza?
Como no quería enredarse más en este asunto, Axel dijo, -Bien, ya que se ha conseguido el contrato, los hermanos debéis trabajar juntos para lograr llevarlo a cabo. Esta es la oportunidad para que nuestra familia entre en la clase superior de la Ciudad H. No os descuidéis y trabajáis duro, ¿entendéis?-
Issac le respondió: -Sí, abuelo, seguro que no te defraudaré.-
Diana también asintió.
-Helena, ¿qué te parece?- el anciano volvió la cabeza y la miró con una cara mala.
-Por supuesto, abuelo-, respondió.
Axel se sintió contento. Después de unas palabras con todos, estaba a punto de irse.
Todo el salón lateral estaba lleno de ruido por la adquisición de la cooperación con el Grupo Guerroza.
Sin embargo, una voz abrupta rompió esta atmósfera armoniosa.
-Abuelo, si mal no recuerdo, Helena y Issac apostaron antes si ella ganara el contrato, se le concedería el puesto de vicepresidente de la empresa .-
Sentado junto a Helena, Ismael no pudo dejar sentir el amor y la emoción en su corazón al ver a Helena sentarse a su lado。
¡Paf!
Issac golpeó la mesa abruptamente, señaló a Ismael y rugió: -¡Qué insolente! Esta es la fiesta anual de nuestra familia Villarroel. Eres un forastero y no tienes derecho para meterte en nuestro asunto.-
Por supuesto, Issac recordaba esta apuesta, ¡pero no la dispuso a mencionar!
¡Como era de esperar, Helena tampoco la mencionaría!
Después de todo, todavía no estaba claro el origen de este contrato. Era posible que esa mujer lo conseguiría por medios sucios.
-Así es, Ismael, no te sobrestimes. ¿Cómo te atreves a enfrentarte a Issac una y otra vez? ¡Acaso no nos respectas nada?- gritó Diana con palabras defensas.
Pero Julieta estaba aún más enojada. Se acercó a Ismael y se puso a dar una bofetada fuerte. Le reprendió: -Ismael, vete. ¡Aquí no hay nada que ver contigo!-
Sin embargo, su bofetada falló.
Porque Helena, que había estado en silencio, se puso de pie, mirando fríamente a Julieta y dijo: -¡Venga!, mamá, ya basta. Ismael es mi esposo.-
Julieta se sorprendió mucho por esto. Inesperadamente, su hija estaba apoyada a un gafe.
-Cariño, tú ... estás loca, ¿por qué hablas por un infeliz?-
Se puso roja su cara y abrieron grandes sus ojos.copy right hot novel pub