Tenía encima a Paige, así se llama ésta, me di cuenta por como gritaban su nombre apoyándola. Se podría decir que el alboroto hizo que todos los que estaban en la cafetería vinieran a ver la pelea. Tiré de su cabello fuertemente haciendo que pegara un grito ahogado. Hice un movimiento rápido y ahora yo era la que estaba encima de ella. La tenía del cuello, no sé pero cuándo me enojo mucho no me puedo controlar.
—¡Suéltame...! —chilló ella, mientras con sus manos tiraba de mis cabellos. Estábamos igual, si ella no me soltaba yo tampoco.
—Te enseñaré a respetar. —espeté entre dientes.
Unos brazos me rodearon por la cintura haciendo que soltara a Paige.
—¡Suéltame! —pataleé.
Pero no me soltaba, me tenía agarrada.
Miré cómo el chico del auto auxiliaba a Paige, mientras ella lloraba sobándoce el cuello.
De pronto escuchamos sonar un silbato muy alto que casi nos dejaban sordos. Se hizo un absoluto silencio. La directora venía echando humo. Oh, no. Creo que estoy en problemas.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó con voz autoritaria. Luego nos miró a ambas. —Esto no es un ring de boxeo para que se estén dando golpes a mitad del pasillo.
Miré a Paige, ella me estaba mirando. Había furia en sus ojos, demasiada, juraría que los veía negros, mucho más de lo normal. Ella miró mi desconcierto y dibujó una sonrisa maligna que me causó escalofríos.
—Ustedes dos, —señaló al chico que me sujetaba y al otro que tenía a Paige, que por cierto parecía furioso, pero no me miraba a mí, miraba en dónde el chico me tenía agarrada. —Tráiganlas a mi oficina. —ordenó y dio media vuelta.
Los demás alumnos volvieron a la cafetería hasta que sólo quedamos los cuatro en el pasillo. Forcejeé para que el chico me soltara hasta que lo hizo. Me giré para verlo y me acomodé el cabello.
Era guapo, alto, tenía un muy buen cuerpo y por lo que pude sentir es fuerte. Usaba una camiseta color verde y unos vaqueros negros. Su cabello estaba entre despeinado y revuelto, algo así como si se lo hubiera estado desarreglando él mismo. Lo miré a los ojos, también tenía una mirada muy profunda. ¿Qué pasa en este pueblo?
—Ven, tenemos que ir a la oficina de la directora. —tomó mi brazo, delicadamente. Lo aparté de inmediato.
Escuchaba lloriquear a Paige. El chico no le ponía demasiada atención. Caminé, adelantándome, hacia la dirección. Poco después escuché pasos detrás de mí, y el chico que me separó se posicionó a la par mía.
—No te había visto por aquí, ¿eres nueva? —preguntó, sonriendo.
—Otro... —murmuré más para mí. Joder, es obvio que soy nueva.
—Disculpa, no escuché. —objetó, acercándose un poco, poniendo su mano en la oreja.
Respiré profundo.
—Sí, soy nueva. —respondí. —Me llamo Carolina, por cierto.
Él sonrió.
—Soy Connor. —estrechó su mano. La tomé.
Llegamos a la dirección y me senté en una silla, Paige se sentó en otra a la par mía. Connor y el otro chico, que todavía no sé como se llama, estaban de pié.
—Muy bien, Señoritas, ¿porqué ha sido el pleito? —preguntó, tratando de no sonar alterada.
—Ella comenzó.copy right hot novel pub